viernes, 6 de julio de 2012

Capítulo 20


El tono de llamada de mi móvil me despierta de mis mas profundos sueños. Me cuesta desperezarme pero, cuando quiero darme cuenta, tengo que salir corriendo para coger el móvil antes de que se corte la llamada.

-¿Diga?- pregunto al teléfono, sin saber quien me llama.

Cuando me dice el desconocido su nombre una gran alegría me invade, odio que me despierten temprano pero esta vez merece la pena.

-Ahhhh eres tú. Cuéntame todas las novedades- añado en un susurro, esperando que me traiga buenas noticias.

A mi lado veo que mi prima Astrid se empieza a remover y abre los ojos para mirar que significa este silencioso alboroto.

-¿Qué pasa?- me pregunta adormilada.

-Espera un segundo- susurro al ya no tan desconocido-. No es nada Astrid, duerme que es muy temprano- respondo en otro susurro, dirigiéndome ahora a mi prima, mientras me dirijo fuera de la habitación para que no se entere de la conversación.

Tras cerrar la puerta, me dirijo escaleras abajo para no despertar tampoco a mis padres, ya que es muy temprano y todavía esta amaneciendo. Me acurruco en el sofá con la luz apagada y sigo con mi conversación.

-Entonces todo esta saliendo a pedir de boca, ¿no?- pregunto, esperando la confirmación para continuar contándole los que serán nuestros planes secretos-. Ajá, entonces ya estas haciendo la maleta para poder coger el avión a las 12 del medio día- hago una pausa para seguir escuchando y así saber que es lo que tenemos que hacer y si nos podemos ayudar en algo.

No puedo parar de sonreír y mi felicidad aumenta, no pensaba que las cosas fuesen a salir tan bien pero ahora ya puedo casi asegurar que habrá un final feliz en esta preciosa historia.

-Pues según me cuentas creo que entonces deberíamos quedar en el mirador a las 6 de la tarde- le explico mientras hago mentalmente cálculos para que todo salga bien-, así te daría tiempo a pasarte por el hotel a dejar la maleta y ya de camino compras un ramo de flores.

Seguimos hablando un rato mas mientras ultimamos los detalles finales, pero entonces oigo que una puerta se abre en el piso superior y decido acabar con la conversación antes de que se nos chafe la sorpresa.

-Te tengo que dejar- suelto de repente mientras los pasos se van acercando a las escaleras-. Luego hablamos y si surge cualquier problema me llamas.

Cuelgo el móvil a la vez que me doy rápidamente la vuelta, para así poder cerciorarme de que nadie me ha oído y suspiro al ver que mi prima todavía sigue bajando la escalera como un zombi, sin ninguna muestra de que me haya escuchado hablar por teléfono.

-¿Que haces despierta tan temprano?- la pregunto antes de que se desperece y me pregunte cualquier cosa a la que no sepa responder.

-Tenia sed- me dice frotándose los ojos, pero de repente se me queda mirando y llega la pregunta que tanto temía-. ¿Y tu que haces aquí a estas hora?

Me quedo en blanco, no sé que decir, tampoco se me ocurre una buena respuesta que no delate mis planes. Ella sigue mirándome, esperando que diga algo y antes de que empiece a sospechar opto por la respuesta mas sencilla y puede que la menos creíble.

-No podía dormir…- digo un poco aturdida, a la vez que dudo de si se creerá mi respuesta.

-¿Ahora?- me pregunta un poco sorprendida-. ¿Pero no te he visto antes hablando por teléfono?

-Nooo- exclamo de golpe un poco brusca y casi gritando-. Esto…- añado bajando el volumen y relajándome un poco- debes de haberlo soñado.

Astrid se queda callada, un poco sorprendida con mi reacción y puede que esperando otra respuesta, pero finalmente termina por optar quitarle hierro al asunto y olvidarse de lo ocurrido.

-Supongo…- dice dirigiéndose a la cocina mientras yo la sigo-. Todavía es muy pronto para despertarse, creo que me voy a ir de nuevo a la cama- añade dirigiéndose a mi, aunque yo sigo con mis pensamientos en otra parte, preocupada por si sospecha algo.

-Creo que yo también- termino respondiendo después de un rato-. Creo que hoy será un día muy largo.

miércoles, 4 de julio de 2012

Capítulo 19


La llamada termina y me trae buenas esperanzas. Si todo sale como espero, las cosas volverán a estar bien antes de lo que imaginemos, puede que incluso mejor de lo que habían estado nunca.

Una historia tan bonita como la de mi prima no puede acabar nunca, porque ¿Si ellos no consiguen estar juntos después de todo lo que han vivido, como podemos entonces los demás pensar que el amor es posible?

La tarde continua, un poco mas animada y la tristeza que tenia durante la mañana se convierte en esperanzas de futuro, esperanzas en las que me puedo incluir para luchar por lo que deseo; si nunca nos rendimos podemos llegar a conseguir todo lo que nos propongamos.

Todo esto me esta dando que pensar, la vida son dos días y hay que aprovechar cada momento al máximo, disfrutar de cada segundo y lo que tenga que pasar después ya será cosa del futuro, un futuro en el que no debemos pensar, solo importa el presente.

Hoy decido no pensar en mí, sino en mi prima y en ayudarla porque no se merece estar mal, para pensar en mí ya tendré tiempo mas adelante y seguiré mis instintos para que las cosas también estén bien a mi alrededor.

Continúo con alguna que otra llamada para que mis planes puedan ser posibles y después vuelvo a mi habitación, donde siguen mi prima y mi hermana.

-Menudas aburridas sois, ¿No pensáis salir de aquí?- las digo medio en broma para templar el ambiente, consiguiendo finalmente sacar una sonrisa a mi prima.

-Venga, vamos, os voy a llevar a un sitio mágico que se cruzo el otro día en mi camino- añado agarrándolas de los brazos y tirando de ellas para que se levanten de la cama y me sigan.

Bajamos corriendo las escaleras, con algún que otro tropezón y cuando finalmente abro la puerta oigo un grito que consigue pararme.

-Chicas,  ¿Adonde vais?- pregunta mi madre desde la cocina.

-No volveremos tarde mamá.

-Pero vendréis a cenar, ¿no?.

-Siiiiii mamá- respondo un segundo antes de cerrar la puerta y empezar a correr de nuevo por la calle.

Nos perdemos entre la gente por unas cuantas calles, llegando a empujar a alguna que otra persona sin querer, por lo que disminuimos el paso y recuperamos el aliento antes de llegar al lugar en el que me gustaría perderme cada día. Nos encontramos ante un maravilloso mirador rodeado de naturaleza y desde el cual se pueden ver las partes más bonitas de la ciudad.

Tras encontrarnos ante estas maravillosas vistas no puedo evitar mirar a Astrid y Lidia, que están las dos con la boca abierta al no poder imaginarse un lugar más bonito.

-¿Cómo puede haber un lugar tan… tan… tan…?- pregunta Astrid sin encontrar la palabra adecuada-. No me lo podría imaginar en un sitio tan desconocido.

-Aquí me siento libre, sin ataduras- respondo con mis pensamientos en otra parte-. Aquí nadie me hace daño ni me obliga  a nada. Aquí puedo ser yo misma- añado sin dirigirme a nadie en particular mientras sigo en mis ensoñaciones.

-¿Estas bien Sandra?- me pregunta mi hermana un poco sorprendida y preocupada por lo que acabo de decir.

Vuelvo a la realidad y miro a Lidia con la sonrisa mas grande de todas, imaginándome una vida en un lugar como este, en el que todo pudiese estar bien siempre, donde nadie me hiciese daño y tampoco me pudiese causar problemas. La naturaleza me transmite paz; energía y libertad; las vistas me hacen sentirme pequeña en mi mundo en el que solo me importo yo, nada más.

-Todo va bien, mejor que nunca- respondo mientras vivo el presente, sin ningún pensamiento en mi mente.

Los minutos pasan sin que nos demos cuenta y tenemos que volver rápidamente a casa ya que se hace tarde para la cena. Allí nos encontramos con que mis padres ya están sentados en la mesa mientras esperan a que lleguemos.

-Lo siento- digo nada mas entrar por la puerta- no nos hemos dado cuenta de la hora.

-No pasa nada cielo- me dice mi padre- nos acabamos de sentar.

La cena transcurre entre risas y bromas, sin acordarnos de nada más que del propio momento que vivimos.

Después de recoger los platos de la mesa subimos a mi dormitorio para preparar las camas y poder dormir todas juntas. Las risas continúan mientras terminamos en una guerra de almohadas saltando por los colchones, aunque nuestras risas rápido se acaban cuando se abre la puerta.

-Chicas, hablad mas bajo que vais a despertar a Lucia- nos dice mi madre desde el umbral de la puerta, con una sonrisa al vernos a las tres tan felices y a mi hermana y a mi de nuevo tan unidas.

-Valeeee- respondemos las tres a la vez mientras saltamos por última vez y caemos de culo sobre el colchón para quedarnos sentadas.

Cuando se cierra de puerta me tiro sobre mi prima y mi hermana para seguir dándolas con la almohada, pero esta vez sin hacer ruido, aunque ahora terminan ganando ellas al cogerme de los brazos y las piernas para que no me pueda mover.

Seguimos hablando sobre nuestras cosas para ponernos al día con todo, mientras escuchamos música. Sentimos que el tiempo no ha pasado y que nada ha cambiado desde que nuestra prima se fue a vivir a Paris, sentimos que seguimos siendo las mismas niñas que entonces y que nada en la vida importa, solo el día a día que vivimos. Pero a pesar de todo siempre llega el momento de volver a la realidad, los recuerdos que nos atormentan nunca se marchan y entre risas y llantos el sueño nos inunda y acabamos por dormirnos, siempre juntas.