martes, 7 de febrero de 2012

Capítulo 15


-¡Mike!- exclamo llena de felicidad a la vez que me doy la vuelta y me tiro encima de él abrazándole muy fuerte y sin poder evitar expresar toda mi felicidad por verle de nuevo.

-Ya veo que te alegra mucho verme- responde ante mi alegría mientras también me abraza y me levanta del suelo.

Entonces me doy cuenta del grave error que he cometido al mostrarme tan expresiva en esta ocasión, ya que mis actos pueden dar lugar a malentendidos de que quiero estar con él aunque en realidad puede que eso sea lo que mas deseo en este momento, pero no lo mas conveniente. Por tanto me separo de golpe para intentar remediarlo pero veo como la expresión de Mike cambia de una gran alegría a una profunda tristeza.

-¿Qué te pasa?- me pregunta confundido-. ¿He hecho algo mal?- añade acercándose un poco mas a mi.
Cuando le tengo a un paso de mi y nuestras miradas se encuentran compruebo que en sus ojos brillan las lagrimas que están a punto de ser derramadas y entonces siento como me fallan las piernas al comprobar como un simple acto mio puede hacer tanto daño a la gente que quiero. Decido acortar la distancia que nos separa y, sin darme cuenta, cruzo esa pequeña barrera que se encuentra entre nosotros mientras le vuelvo a abrazar enterrando mi cabeza en su cuello, a la vez que él me responde con un dulce beso en mi cabeza.

-No has hecho nada malo- le respondo finalmente con un susurro en el oído para que así no pueda comprobar como se me ha quebrado la voz-, es solo que… mi vida últimamente es un poco complicada y debo resolver primero unos asuntos antes de que todo vuelva a ir bien de nuevo.

Nos quedamos unos cuantos segundos más abrazados sin decir ni una sola palabra hasta que finalmente es Mike el que se separa del abrazo pero sin alejarse apenas de mi y me coge de las manos a la vez que me mira fijamente a los ojos de nuevo sonriendo y sin ninguna tristeza en su rostro.

-Pues espero que encuentres las soluciones a todo eso en otro momento porque ahora mismo te vas a venir conmigo a tomar algo- me dice con una gran felicidad que no había visto antes.

La verdad es que me gusta muchísimo su propuesta y realmente me apetece como nada en el mundo pero tal y como están las cosas no se si debería aceptarlo en este momento.

-Mike, no se si es buena idea- le respondo finalmente pero sin alejarme ni un solo milímetro de él.

-¿Y me vas a hacer volverme a casa después de haber venido aquí solo para verte e invitarte a tomar algo?- me pregunta mientras empieza a poner pucheros en la boca como si fuese un niño pequeño, un acto que consigue hacerme reír a carcajadas-. ¿A que no vas a ser tan mala como para no aceptar?- añade mientras me suelta una mano para acariciarme la mejilla.

-Esta bien- termino respondiendo aunque en lo mas profundo de mi corazón sepa que no es lo correcto por  muchas ganas que tenga de ello-. Pero solo quince minutos, ni uno mas ni uno menos- añado todavía sin poder creerme que haya aceptado su propuesta.

-Como usted desee señorita- me responde poniéndose serio para demostrarme que esta de acuerdo conmigo pero finalmente se le termina escapando una pequeña sonrisa a lo que yo termino respondiendo con otra tímida sonrisa.

-Mike espérame fuera mientras llamo a mis padres para avisarles- le digo al acordarme de que mi madre me dijo que llegase pronto a casa.

-Vale- me responde dirigiéndose ya fuera del almacén mientras yo saco rápidamente el teléfono del bolsillo y tecleo un numero de teléfono sin apenas darme cuenta de a quien llamo.

-¿Lidia?- pregunto cuando finalmente me responden.

-¿Quién voy a ser si no? Has llamado a mi móvil- me dice riéndose por mi estupidez-. ¿Quieres algo?

-Si, tienes razón. Hazme el favor de decirles a papá y mamá que llegare mas tarde y que no me esperen para cenar- respondo rápidamente deseando volver con Mike.

-¿Tienes una cita y no me lo has contado?- me pregunta con un tono de sorpresa en la voz-. Eso no me parece bien ehh.

-No es una cita, solo me han invitado a tomar algo. Ya te contare todo mas tarde- respondo y cuelgo el teléfono antes de que la de tiempo a añadir una sola palabra mas.

Después de la conversación me dirijo de nuevo hacia el espejo para ver si me encuentro presentable y salgo del almacén para encontrarme otra vez con Mike pero finalmente me quedo parada en la puerta ya que me sorprende encontrarle hablando con Alex, aunque ellos captan mi presencia y de repente se quedan callados y se ponen colorados cuando nuestras miradas se cruzan. No sé que habrá pasado por aquí y tampoco se si quiero saberlo asique decido no comerme la cabeza y acercarme a ellos.

-Que sorpresa encontraros a los dos juntos- les digo sonriendo cuando ya me encuentro a su lado-. Ya estoy lista, si quieres nos podemos ir- añado dirigiéndome hacia Mike.

-Claro- me responde cogiéndome de la cintura cuando nos dirigimos a la puerta, pero antes de salir se para y se da un segundo la vuelta-. Adiós Alex, ha sido un placer conocerte.

-Divertíos- responde Alex aunque compruebo que no ha puesto muy buena cara respecto a que Mike y yo vayamos a salir esta noche.

Cuando nos encontramos fuera de la tienda me coge de la mano  y me lleva hacia un Seat León negro que se encuentra al final de la calle, pero cuando esta a punto de abrir la puerta del coche para que entre me empieza a mirar de arriba a abajo de una manera un poco extraña.

-Vaya, si que te has puesto guapa hoy- me dice de repente centrando ahora su mirada en mis ojos- ¿Lo has hecho por mi?- me pregunta después con un tono de curiosidad en la voz.

-Puede…- le respondo con picardía-. Aunque creo que nunca lo sabrás, hazte tus propias conclusiones- añado y le guiño un ojo a la vez que abro la puerta del coche y me meto dentro.

Cuando Mike también se encuentra dentro del coche me vuelve a mirar, pero esta vez se muestra sorprendido por como estoy actuando pero la verdad es que me estoy divirtiendo, aunque deseo que esto no llegue a más, sino que se queden las cosas tal y como están.

-A ver, necesito que me digas algo- exclama cuando pone el coche en funcionamiento dirigiéndose a no se donde-. ¿Ha pasado algo de lo que yo no me haya enterado pero que te haya hecho cambiar tu forma de ser?- me pregunta mirándome de reojo sin separar sus ojos de la carretera.

No se que responder a su pregunta, la verdad es que me siento un poco aturdida. Quiero disfrutar de la vida pero no quiero hacer daño a nadie y antes de poder disfrutar completamente tengo que terminar lo que he empezado.

-Han pasado cosas que me han hecho replantearme mi felicidad, por eso mismo quiero acabar con mi pasado y empezar de nuevo, pero esta vez quiero disfrutar de la vida y estar siempre feliz- le respondo mientras miro el paisaje a través de la ventanilla lateral.

-Me parece bien todo eso, pero…-me dice dudoso de como continuar-, para ser feliz nunca debes dejar de ser quien eres. Mira Sandra- añade acariciándome ahora la pierna-, me gustas tal y como eres y no quiero que nunca cambies porque alguien te haya echo sufrir. Eres única y especial.

Sus palabras como siempre consiguen llegarme al alma y llenarme de una profunda felicidad, me gustaría poder acabar ahora mismo con Diego para así poder estar con Mike y ser feliz pero no se si seria una buena idea empezar tan pronto después de todo lo que he pasado. Aun así sin siquiera pensarlo termino posando mi mano encima de la suya, que todavía se encuentra encima de mi pierna.

A los pocos minutos nos encontramos con el coche aparcado en una calle oscura y entrando en un pub. Ahora que me fijo bien la verdad es que Mike esta muy guapo esta noche, mas de lo que lo había estado ninguno de los días que le he visto. Mike viste unos vaqueros oscuros y una camisa negra y el pelo se le ha vuelto a poner de punta, como a mi me gusta. Pero lo que más me gusta de él es la sonrisa que tiene dibujada en la cara y no desaparece ni un solo segundo.

-¿Qué te apetece tomar Sandra?- me pregunta cuando su dulce mirada se posa en mis ojos.

-Una coca cola por favor- le respondo cuando me siento en un taburete delante del bar.

-¡Camarero!, dos vodkas con coca cola- dice de repente Mike cuando pasa un camarero por nuestro lado.

-Mike…- suelto dándome la vuelta de golpe y casi cayéndome de la silla.

-¡Sandra!- exclama acercándose corriendo a mi lado y agarrándome fuertemente de la cintura para que no acabe en el suelo-. ¿Qué haces?

-Yo solamente quería una coca cola, ¿Por qué has tenido que pedirme otra cosa?- le pregunto intentando mostrarme enfadada mientras él aun me esta sujetando de la cintura.

-Te he pedido lo que tu querías, solo que le he añadido un poco de diversión- me responde y me da un fugaz pero sensual beso en los labios.

Ante este suceso me quedo con la boca abierta, sin saber que pensar ni como actuar. No es algo que no estuviese deseando sino que me ha pillado desprevenida y este no es el momento adecuado para bajar la guardia ante él porque por mucho que me guste tengo que acabar primero con mi larga e interminable historia con Diego.

-¿Qué ha sido eso Mike?- le pregunto en apenas un susurro, todavía sorprendida por lo que ha ocurrido y aun mas deseosa por volver a besarle, pero tengo que reprimirme ante todos mis deseos si no quiero hacer algo de lo que luego me arrepienta.

-Un beso- me responde pícaro antes de acercarse al camarero para coger las bebidas.

-¿Pero a que ha venido?- le vuelvo a preguntar bajándome de la silla y corriendo tras él, intentando que esta vez me aclare las cosas.

-Pues porque me apetecía- añade dándose la vuelta para darme mi bebida-. ¿Qué pasa? ¿No te ha gustado?

-Pues claro que me ha gustado- exclamo sin pensar mi respuesta pero para cuando quiero darme cuenta ya es demasiado tarde y entonces me paro de golpe y me pongo colorada-. Esto… esto… Lo del beso no venia al caso, no entiendo ni como te has podido atrever a besarme- añado dándole la espalda para intentar ocultar mi vergüenza.

-Vamos Sandra, que no pasa nada- me dice al oído mediante un susurro mientras me abraza por detrás- Ha sido un simple beso; y ahora vamos a divertirnos- añade separándose para quitarme la bebida y dejarla en la barra, para un segundo después cogerme de la mano y llevarme a bailar al centro de la pista, una pista que se encuentra vacía de personas.

-Mike no, que vergüenza- exclamo intentando volver sobre mis pasos mientras me tapo la cara con las manos.

-Olvídate de la vergüenza Sandra, vamos a disfrutar de la noche, que es solo nuestra- y me acerca hacia él, acortando toda la distancia que se encuentra entre nosotros.

Los minutos pasan mientras nosotros seguimos bailando sin parar, acompañados de unas cuantas bebidas que consiguen que mi vergüenza vaya desapareciendo poco a poco y como consecuencia descubro una parte mía que nunca había conocido pero que en verdad me gusta mucho. Realmente disfruto al lado de Mike como nunca antes había disfrutado junto a cualquier persona, él consigue sacar de mí una felicidad sin la que ya no podría vivir. Gracias a él vuelvo a ser la niña loca que no le teme a nada y que le gusta disfrutar de todo lo que se le cruza por el camino. Bailamos canciones lentas en las que terminamos abrazados con mi cabeza apoyada sobre su hombro, canciones que desearía que nunca se acabasen para no separarme jamás de Mike y permanecer toda la vida a su lado, siendo feliz. También bailamos canciones rápidas con las que terminamos saltando y riéndonos a carcajadas sin parar.

La noche se convierte en una gran locura, tan grande que perdemos la noción del tiempo y cuando quiero darme cuenta ya es demasiado tarde, por lo que debo apresurarme para volver a casa.

-¡Mike!- exclamo cuando veo la hora tan tarde que es en el reloj-. Debo volver ya mismo a casa, es muy tarde- añado apurándome la bebida y dándome prisa para salir del local antes de que se me haga más tarde

No se donde me encuentro ni si hay un medio de transporte por aquí cerca que me pueda llevar hacia mi casa. No me he acordado en toda la noche de mis padres ni de nada que no fuésemos Mike y yo, ha sido todo tan rápido que ni siquiera he conseguido darme cuenta del lugar hacia el que nos dirigíamos y de la hora tan tarde que se hacía mientras no parábamos de bailar y disfrutar. Seguro que cuando llegue a casa me voy a llevar una gran bronca de mis padres y seguro que también me castigan, cosa que nunca me había ocurrido antes porque siempre he intentado ser la hija perfecta que todos los padres desean. Mike me esta cambiando y no se si este cambio es bueno pero aun así yo estoy disfrutando como nunca, cosa que seguro que no les hace gracia a mis padres en cuento entre por la puerta. Voy corriendo de unas calles a otras sin reconocer ninguna pero oyendo como gritan mi nombre a lo lejos.

-¡Sandra! ¿Se puede saber que estas haciendo?- me pregunta Mike agarrándome la muñeca cuando finalmente consigue alcanzarme.

-Intento buscar una parada de bus o el metro- le respondo exhausta-. Mis padres me van a matar cuando llegue a casa.

-¿Acaso crees que te iba a dejar volver sola a tu casa a estas horas?- me pregunta obligando a darme la vuelta sin soltarme ni un segundo la muñeca-. Vamos a coger el coche que te llevo- añade agarrándome suavemente de la cintura para intentar relajarme.

Volvemos al coche y antes de separarnos para entrar dentro le doy un fuerte abrazo, uno de esos que solo se les da a las personas que quieres de verdad y que siempre consiguen hacerte feliz.

-Gracias por todo Mike- exclamo separándome para darle un dulce beso en la mejilla antes de meterme dentro del coche.

El camino transcurre sin mucha conversación, aunque en ocasiones se cruzan nuestras miradas que no niegan la felicidad que sentimos cuando nos encontramos juntos, al igual que tampoco niegan nuestros deseos pero de momento debemos luchar contra ellos.

Rápidamente nos encontramos con el coche delante de mi casa, los dos dentro del coche callados y sin saber de que forma despedirnos. Antes de que todo acabe de la forma que menos deseo, decido actuar y acabar con esto de una vez por todas.

-Bueno… Me tengo que ir Mike, mañana nos vemos- digo finalmente y entonces me dirijo a abrir la puerta del coche para salir rápidamente.

-Sandra…- escucho mencionarme a Mike cuando mientras estoy saliendo del coche y entonces noto como me agarra del brazo tirando hacia él, cosa que me sorprende, pero cuando me doy la vuelta para ver que ocurre mis labios se encuentran delante de los suyos, sin darme apenas tiempo a separarme. Empieza a besarme y al principio intento negarme pero después no puedo resistirlo y termino yo también besándole, primero es un delicado y suave beso que después se convierte en pasional, los dos ansiosos porque ese beso no acabe nunca. De repente se cruza en mis pensamientos Diego porque sus besos siempre eran salvajes, deseoso por cruzar la línea que se encuentra entre nosotros y terminar así acostándonos. Esos pensamientos aparecen en el momento menos adecuados e intento alejarlos de mí pero entonces me doy cuenta de que estoy cometiendo un grave error y no puedo continuar besando a Mike.

-¡Mike no puedo, ahora no!- exclamo de repente cuando consigo separar mis labios y salgo corriendo del coche mientras le oigo gritar mi nombre, pero en ningún momento me doy la vuelta y en apenas dos minutos me encuentro entrando por la puerta de mi casa.

Me extraña no encontrarme a mis padres esperándome pero a la vez eso me relaja porque no tengo ganas de darles ninguna explicación. Subo también corriendo hacia mi habitación y cuando estoy a punto de entrar oigo como se abre la puerta de la habitación de Lidia.

-He conseguido librarte de nuestros padres, pero mañana me debes una explicación de todo lo que ha ocurrido- y vuelve a cerrar la puerta como si nada hubiese ocurrido.

Ahora me encuentro sola en mi habitación, muy confundida por todo lo que ha ocurrido pero a la vez muy feliz porque deseaba que pasase cada cosa de las que se han presentado ante mí esta noche. He sido muy feliz y me prometo que a partir de ahora no habrá ni un solo segundo en el que la tristeza se apodere de mí vida. Todo esto se lo debo a Mike y creo que debo darles muchas explicaciones a todo el mundo, al igual que debo solucionar otras muchas cosas antes de tener una completa felicidad, sin hacer daño a nadie.

Me desvisto y después me pongo tranquilamente el pijama. No he cenado nada esta noche y aunque ya son las dos de la madrugada no tengo ni una pizca de hambre. Me meto en la cama y me arropo con una fina sabana a la vez que mi mente rememora cada segundo de los que han ocurrido en mi día de hoy mientras poco a poco el sueño se va apoderando de mí.

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