-¡Mike!-
exclamo llena de felicidad a la vez que me doy la vuelta y me tiro encima de él
abrazándole muy fuerte y sin poder evitar expresar toda mi felicidad por verle
de nuevo.
-Ya
veo que te alegra mucho verme- responde ante mi alegría mientras también me
abraza y me levanta del suelo.
Entonces
me doy cuenta del grave error que he cometido al mostrarme tan expresiva en
esta ocasión, ya que mis actos pueden dar lugar a malentendidos de que quiero
estar con él aunque en realidad puede que eso sea lo que mas deseo en este
momento, pero no lo mas conveniente. Por tanto me separo de golpe para intentar
remediarlo pero veo como la expresión de Mike cambia de una gran alegría a una
profunda tristeza.
-¿Qué
te pasa?- me pregunta confundido-. ¿He hecho algo mal?- añade acercándose un
poco mas a mi.
Cuando
le tengo a un paso de mi y nuestras miradas se encuentran compruebo que en sus
ojos brillan las lagrimas que están a punto de ser derramadas y entonces siento
como me fallan las piernas al comprobar como un simple acto mio puede hacer
tanto daño a la gente que quiero. Decido acortar la distancia que nos separa y,
sin darme cuenta, cruzo esa pequeña barrera que se encuentra entre nosotros
mientras le vuelvo a abrazar enterrando mi cabeza en su cuello, a la vez que él
me responde con un dulce beso en mi cabeza.
-No
has hecho nada malo- le respondo finalmente con un susurro en el oído para que así
no pueda comprobar como se me ha quebrado la voz-, es solo que… mi vida
últimamente es un poco complicada y debo resolver primero unos asuntos antes de
que todo vuelva a ir bien de nuevo.
Nos
quedamos unos cuantos segundos más abrazados sin decir ni una sola palabra
hasta que finalmente es Mike el que se separa del abrazo pero sin alejarse
apenas de mi y me coge de las manos a la vez que me mira fijamente a los ojos
de nuevo sonriendo y sin ninguna tristeza en su rostro.
-Pues
espero que encuentres las soluciones a todo eso en otro momento porque ahora
mismo te vas a venir conmigo a tomar algo- me dice con una gran felicidad que
no había visto antes.
La
verdad es que me gusta muchísimo su propuesta y realmente me apetece como nada
en el mundo pero tal y como están las cosas no se si debería aceptarlo en este
momento.
-Mike,
no se si es buena idea- le respondo finalmente pero sin alejarme ni un solo
milímetro de él.
-¿Y
me vas a hacer volverme a casa después de haber venido aquí solo para verte e
invitarte a tomar algo?- me pregunta mientras empieza a poner pucheros en la
boca como si fuese un niño pequeño, un acto que consigue hacerme reír a
carcajadas-. ¿A que no vas a ser tan mala como para no aceptar?- añade mientras
me suelta una mano para acariciarme la mejilla.
-Esta
bien- termino respondiendo aunque en lo mas profundo de mi corazón sepa que no
es lo correcto por muchas ganas que
tenga de ello-. Pero solo quince minutos, ni uno mas ni uno menos- añado
todavía sin poder creerme que haya aceptado su propuesta.
-Como
usted desee señorita- me responde poniéndose serio para demostrarme que esta de
acuerdo conmigo pero finalmente se le termina escapando una pequeña sonrisa a
lo que yo termino respondiendo con otra tímida sonrisa.
-Mike
espérame fuera mientras llamo a mis padres para avisarles- le digo al acordarme
de que mi madre me dijo que llegase pronto a casa.
-Vale-
me responde dirigiéndose ya fuera del almacén mientras yo saco rápidamente el
teléfono del bolsillo y tecleo un numero de teléfono sin apenas darme cuenta de
a quien llamo.
-¿Lidia?-
pregunto cuando finalmente me responden.
-¿Quién
voy a ser si no? Has llamado a mi móvil- me dice riéndose por mi estupidez-.
¿Quieres algo?
-Si,
tienes razón. Hazme el favor de decirles a papá y mamá que llegare mas tarde y
que no me esperen para cenar- respondo rápidamente deseando volver con Mike.
-¿Tienes
una cita y no me lo has contado?- me pregunta con un tono de sorpresa en la
voz-. Eso no me parece bien ehh.
-No
es una cita, solo me han invitado a tomar algo. Ya te contare todo mas tarde-
respondo y cuelgo el teléfono antes de que la de tiempo a añadir una sola
palabra mas.
Después
de la conversación me dirijo de nuevo hacia el espejo para ver si me encuentro
presentable y salgo del almacén para encontrarme otra vez con Mike pero
finalmente me quedo parada en la puerta ya que me sorprende encontrarle
hablando con Alex, aunque ellos captan mi presencia y de repente se quedan
callados y se ponen colorados cuando nuestras miradas se cruzan. No sé que
habrá pasado por aquí y tampoco se si quiero saberlo asique decido no comerme
la cabeza y acercarme a ellos.
-Que
sorpresa encontraros a los dos juntos- les digo sonriendo cuando ya me
encuentro a su lado-. Ya estoy lista, si quieres nos podemos ir- añado
dirigiéndome hacia Mike.
-Claro-
me responde cogiéndome de la cintura cuando nos dirigimos a la puerta, pero
antes de salir se para y se da un segundo la vuelta-. Adiós Alex, ha sido un
placer conocerte.
-Divertíos-
responde Alex aunque compruebo que no ha puesto muy buena cara respecto a que
Mike y yo vayamos a salir esta noche.
Cuando
nos encontramos fuera de la tienda me coge de la mano y me lleva hacia un Seat León negro que se
encuentra al final de la calle, pero cuando esta a punto de abrir la puerta del
coche para que entre me empieza a mirar de arriba a abajo de una manera un poco
extraña.
-Vaya,
si que te has puesto guapa hoy- me dice de repente centrando ahora su mirada en
mis ojos- ¿Lo has hecho por mi?- me pregunta después con un tono de curiosidad
en la voz.
-Puede…-
le respondo con picardía-. Aunque creo que nunca lo sabrás, hazte tus propias
conclusiones- añado y le guiño un ojo a la vez que abro la puerta del coche y
me meto dentro.
Cuando
Mike también se encuentra dentro del coche me vuelve a mirar, pero esta vez se
muestra sorprendido por como estoy actuando pero la verdad es que me estoy
divirtiendo, aunque deseo que esto no llegue a más, sino que se queden las
cosas tal y como están.
-A
ver, necesito que me digas algo- exclama cuando pone el coche en funcionamiento
dirigiéndose a no se donde-. ¿Ha pasado algo de lo que yo no me haya enterado
pero que te haya hecho cambiar tu forma de ser?- me pregunta mirándome de reojo
sin separar sus ojos de la carretera.
No
se que responder a su pregunta, la verdad es que me siento un poco aturdida.
Quiero disfrutar de la vida pero no quiero hacer daño a nadie y antes de poder
disfrutar completamente tengo que terminar lo que he empezado.
-Han
pasado cosas que me han hecho replantearme mi felicidad, por eso mismo quiero
acabar con mi pasado y empezar de nuevo, pero esta vez quiero disfrutar de la
vida y estar siempre feliz- le respondo mientras miro el paisaje a través de la
ventanilla lateral.
-Me
parece bien todo eso, pero…-me dice dudoso de como continuar-, para ser feliz
nunca debes dejar de ser quien eres. Mira Sandra- añade acariciándome ahora la
pierna-, me gustas tal y como eres y no quiero que nunca cambies porque alguien
te haya echo sufrir. Eres única y especial.
Sus
palabras como siempre consiguen llegarme al alma y llenarme de una profunda
felicidad, me gustaría poder acabar ahora mismo con Diego para así poder estar
con Mike y ser feliz pero no se si seria una buena idea empezar tan pronto
después de todo lo que he pasado. Aun así sin siquiera pensarlo termino posando
mi mano encima de la suya, que todavía se encuentra encima de mi pierna.
A
los pocos minutos nos encontramos con el coche aparcado en una calle oscura y
entrando en un pub. Ahora que me fijo bien la verdad es que Mike esta muy guapo
esta noche, mas de lo que lo había estado ninguno de los días que le he visto.
Mike viste unos vaqueros oscuros y una camisa negra y el pelo se le ha vuelto a
poner de punta, como a mi me gusta. Pero lo que más me gusta de él es la
sonrisa que tiene dibujada en la cara y no desaparece ni un solo segundo.
-¿Qué
te apetece tomar Sandra?- me pregunta cuando su dulce mirada se posa en mis
ojos.
-Una
coca cola por favor- le respondo cuando me siento en un taburete delante del
bar.
-¡Camarero!,
dos vodkas con coca cola- dice de repente Mike cuando pasa un camarero por
nuestro lado.
-Mike…-
suelto dándome la vuelta de golpe y casi cayéndome de la silla.
-¡Sandra!-
exclama acercándose corriendo a mi lado y agarrándome fuertemente de la cintura
para que no acabe en el suelo-. ¿Qué haces?
-Yo
solamente quería una coca cola, ¿Por qué has tenido que pedirme otra cosa?- le
pregunto intentando mostrarme enfadada mientras él aun me esta sujetando de la
cintura.
-Te
he pedido lo que tu querías, solo que le he añadido un poco de diversión- me
responde y me da un fugaz pero sensual beso en los labios.
Ante
este suceso me quedo con la boca abierta, sin saber que pensar ni como actuar.
No es algo que no estuviese deseando sino que me ha pillado desprevenida y este
no es el momento adecuado para bajar la guardia ante él porque por mucho que me
guste tengo que acabar primero con mi larga e interminable historia con Diego.
-¿Qué
ha sido eso Mike?- le pregunto en apenas un susurro, todavía sorprendida por lo
que ha ocurrido y aun mas deseosa por volver a besarle, pero tengo que
reprimirme ante todos mis deseos si no quiero hacer algo de lo que luego me
arrepienta.
-Un
beso- me responde pícaro antes de acercarse al camarero para coger las bebidas.
-¿Pero
a que ha venido?- le vuelvo a preguntar bajándome de la silla y corriendo tras
él, intentando que esta vez me aclare las cosas.
-Pues
porque me apetecía- añade dándose la vuelta para darme mi bebida-. ¿Qué pasa?
¿No te ha gustado?
-Pues
claro que me ha gustado- exclamo sin pensar mi respuesta pero para cuando
quiero darme cuenta ya es demasiado tarde y entonces me paro de golpe y me
pongo colorada-. Esto… esto… Lo del beso no venia al caso, no entiendo ni como te
has podido atrever a besarme- añado dándole la espalda para intentar ocultar mi
vergüenza.
-Vamos
Sandra, que no pasa nada- me dice al oído mediante un susurro mientras me
abraza por detrás- Ha sido un simple beso; y ahora vamos a divertirnos- añade
separándose para quitarme la bebida y dejarla en la barra, para un segundo
después cogerme de la mano y llevarme a bailar al centro de la pista, una pista
que se encuentra vacía de personas.
-Mike
no, que vergüenza- exclamo intentando volver sobre mis pasos mientras me tapo
la cara con las manos.
-Olvídate
de la vergüenza Sandra, vamos a disfrutar de la noche, que es solo nuestra- y
me acerca hacia él, acortando toda la distancia que se encuentra entre
nosotros.
Los
minutos pasan mientras nosotros seguimos bailando sin parar, acompañados de
unas cuantas bebidas que consiguen que mi vergüenza vaya desapareciendo poco a
poco y como consecuencia descubro una parte mía que nunca había conocido pero
que en verdad me gusta mucho. Realmente disfruto al lado de Mike como nunca
antes había disfrutado junto a cualquier persona, él consigue sacar de mí una
felicidad sin la que ya no podría vivir. Gracias a él vuelvo a ser la niña loca
que no le teme a nada y que le gusta disfrutar de todo lo que se le cruza por
el camino. Bailamos canciones lentas en las que terminamos abrazados con mi
cabeza apoyada sobre su hombro, canciones que desearía que nunca se acabasen
para no separarme jamás de Mike y permanecer toda la vida a su lado, siendo
feliz. También bailamos canciones rápidas con las que terminamos saltando y
riéndonos a carcajadas sin parar.
La
noche se convierte en una gran locura, tan grande que perdemos la noción del
tiempo y cuando quiero darme cuenta ya es demasiado tarde, por lo que debo
apresurarme para volver a casa.
-¡Mike!-
exclamo cuando veo la hora tan tarde que es en el reloj-. Debo volver ya mismo
a casa, es muy tarde- añado apurándome la bebida y dándome prisa para salir del
local antes de que se me haga más tarde
No
se donde me encuentro ni si hay un medio de transporte por aquí cerca que me
pueda llevar hacia mi casa. No me he acordado en toda la noche de mis padres ni
de nada que no fuésemos Mike y yo, ha sido todo tan rápido que ni siquiera he
conseguido darme cuenta del lugar hacia el que nos dirigíamos y de la hora tan
tarde que se hacía mientras no parábamos de bailar y disfrutar. Seguro que
cuando llegue a casa me voy a llevar una gran bronca de mis padres y seguro que
también me castigan, cosa que nunca me había ocurrido antes porque siempre he
intentado ser la hija perfecta que todos los padres desean. Mike me esta
cambiando y no se si este cambio es bueno pero aun así yo estoy disfrutando
como nunca, cosa que seguro que no les hace gracia a mis padres en cuento entre
por la puerta. Voy corriendo de unas calles a otras sin reconocer ninguna pero oyendo
como gritan mi nombre a lo lejos.
-¡Sandra!
¿Se puede saber que estas haciendo?- me pregunta Mike agarrándome la muñeca
cuando finalmente consigue alcanzarme.
-Intento
buscar una parada de bus o el metro- le respondo exhausta-. Mis padres me van a
matar cuando llegue a casa.
-¿Acaso
crees que te iba a dejar volver sola a tu casa a estas horas?- me pregunta obligando
a darme la vuelta sin soltarme ni un segundo la muñeca-. Vamos a coger el coche
que te llevo- añade agarrándome suavemente de la cintura para intentar
relajarme.
Volvemos
al coche y antes de separarnos para entrar dentro le doy un fuerte abrazo, uno
de esos que solo se les da a las personas que quieres de verdad y que siempre
consiguen hacerte feliz.
-Gracias
por todo Mike- exclamo separándome para darle un dulce beso en la mejilla antes
de meterme dentro del coche.
El
camino transcurre sin mucha conversación, aunque en ocasiones se cruzan
nuestras miradas que no niegan la felicidad que sentimos cuando nos encontramos
juntos, al igual que tampoco niegan nuestros deseos pero de momento debemos
luchar contra ellos.
Rápidamente
nos encontramos con el coche delante de mi casa, los dos dentro del coche
callados y sin saber de que forma despedirnos. Antes de que todo acabe de la
forma que menos deseo, decido actuar y acabar con esto de una vez por todas.
-Bueno…
Me tengo que ir Mike, mañana nos vemos- digo finalmente y entonces me dirijo a
abrir la puerta del coche para salir rápidamente.
-Sandra…-
escucho mencionarme a Mike cuando mientras estoy saliendo del coche y entonces
noto como me agarra del brazo tirando hacia él, cosa que me sorprende, pero
cuando me doy la vuelta para ver que ocurre mis labios se encuentran delante de
los suyos, sin darme apenas tiempo a separarme. Empieza a besarme y al
principio intento negarme pero después no puedo resistirlo y termino yo también
besándole, primero es un delicado y suave beso que después se convierte en
pasional, los dos ansiosos porque ese beso no acabe nunca. De repente se cruza
en mis pensamientos Diego porque sus besos siempre eran salvajes, deseoso por
cruzar la línea que se encuentra entre nosotros y terminar así acostándonos.
Esos pensamientos aparecen en el momento menos adecuados e intento alejarlos de
mí pero entonces me doy cuenta de que estoy cometiendo un grave error y no
puedo continuar besando a Mike.
-¡Mike
no puedo, ahora no!- exclamo de repente cuando consigo separar mis labios y
salgo corriendo del coche mientras le oigo gritar mi nombre, pero en ningún momento
me doy la vuelta y en apenas dos minutos me encuentro entrando por la puerta de
mi casa.
Me
extraña no encontrarme a mis padres esperándome pero a la vez eso me relaja
porque no tengo ganas de darles ninguna explicación. Subo también corriendo
hacia mi habitación y cuando estoy a punto de entrar oigo como se abre la
puerta de la habitación de Lidia.
-He
conseguido librarte de nuestros padres, pero mañana me debes una explicación de
todo lo que ha ocurrido- y vuelve a cerrar la puerta como si nada hubiese
ocurrido.
Ahora
me encuentro sola en mi habitación, muy confundida por todo lo que ha ocurrido
pero a la vez muy feliz porque deseaba que pasase cada cosa de las que se han
presentado ante mí esta noche. He sido muy feliz y me prometo que a partir de
ahora no habrá ni un solo segundo en el que la tristeza se apodere de mí vida.
Todo esto se lo debo a Mike y creo que debo darles muchas explicaciones a todo
el mundo, al igual que debo solucionar otras muchas cosas antes de tener una
completa felicidad, sin hacer daño a nadie.
Me
desvisto y después me pongo tranquilamente el pijama. No he cenado nada esta
noche y aunque ya son las dos de la madrugada no tengo ni una pizca de hambre.
Me meto en la cama y me arropo con una fina sabana a la vez que mi mente
rememora cada segundo de los que han ocurrido en mi día de hoy mientras poco a
poco el sueño se va apoderando de mí.