domingo, 18 de diciembre de 2011

Capitulo 6


Al rato de terminar de dar la merienda a mi hermana, mientras estoy sentada con Lucy en el sillón viendo la tele, entra Lidia por la puerta tirando su mochila al suelo.

-¿Qué te pasa Lidia?- le pregunto mirándola sorprendida.

-¿Y a ti q te importa?- me responde cabreada-. ¿Se puede saber dónde están papá y mamá?

-Se fueron al teatro y nos han dejado a cargo Lucia.

-Vale, pues muy bien- concluye mientras sube corriendo hacia su habitación y se suelta su larga melena pelirroja de la coleta. Su pelo siempre suele resaltar mucho en ella y atraer a todos los chicos, que a la vez también se suelen fijar en sus preciosos ojos azules.

Por mucho que Lidia y yo seamos hermanas no veo el parecido que puede haber entre nosotras, ya que aparte del pelo y los ojos, ella también es unos centímetros más alta que yo y también más delgada. Y respecto a nuestra actitud también somos muy diferentes porque ella es un poco descarada y no tiene sentido del humor, al igual que tampoco es muy familiar porque siempre prefiere estar en la calle, al contrario que yo. Aunque antes realmente no era así.

Me gustaría poder preguntarla qué es lo que le pasa para que este tan cabreada, pero no me atrevo porque últimamente no tenemos mucha confianza entre las dos y sé que si la pregunto me va a responder mal. Supongo que la debe de haber ido mal en la universidad aunque casi siempre que está en casa está de mal humor.

Mi hermana y yo ya no solemos tener una conversación normal que implique consejos y guardar secretos, pero antes de que naciese mi hermana Lucia solíamos hablar bastante y estábamos muy unidas, eso me gustaba bastante la verdad, y por eso mismo ahora me siento un poco sola, sin nadie a quién poder contar mis problemas.

Antes de que Lucia naciese, Lidia y yo hablábamos y compartíamos risas pero desde que se enteró de que mi madre estaba embazada ha cambiado completamente y no la apetece nunca estar en casa y siempre que está aquí tiene un humor de perros. Creo que no la sentó muy bien que mi madre decidiese seguir con el embarazo porque según he oído alguna vez a Lidia, dice que ella no tiene el por qué aguantar cuidar de un bebé y sus lloros ya que ella es demasiado mayor como para tener otra hermana. También dice que ya tuvo que aguantar bastante conmigo y que ahora ya es mayorcita y cuando sea madre cuidara a sus propios hijos, pero que en este momento no quiere preocuparse de nadie que no sea ella.  A mí la verdad es que no me gusta que piense eso porque Lucia sigue siendo un regalo para mí y ella lo sabe, que es lo que más me molesta porque ya no solo está cabreada por tener una hermana bebé sino que a mí tampoco me soporta.

Y ahora mismo por mucho que intentase hablar con Lidia sé que no podría y eso me entristece un poco. También sé que tengo a mi amiga Paty y en ella siempre puedo confiar, pero ahora mismo ella no está aquí y no puedo contactar con ella para hablar. Hace cuatro días que Paty se fue a estudiar inglés durante un mes a Londres y apenas tiene tiempo libre para que podamos hablar por ordenador, y por teléfono tampoco podemos porque las llamadas son muy caras. Me encantaría poder conversar con ella para contarla como ha ido mi primer día en el trabajo y lo de Alex y Mike, al igual que también me gustaría poder contarle mi discusión con Diego para poder desahogarme pero es imposible porque seguro que está liada y tampoco quiero preocuparle con mis tonterías.

Paty y yo llevamos siendo amigas desde la guardería y siempre hemos estado juntas, ella es como una hermana para mí porque siempre he podido confiar en ella y apenas hemos tenido discusiones desde que nos conocemos. Solo ha habido una cosa que nunca me he atrevido a confesarla, y es que siempre la he tenido un poco de envidia porque allá donde pisa arrasa y todo el mundo se fija en ella, mientras que yo suelo pasar desapercibida y soy el segundo plato después de ella. Pero aun así siempre hemos sido amigas y la quiero mucho, la verdad es que ella ha sido mi única verdadera amiga, mi mejor amiga. Y aunque ella siempre tiene a su alrededor gente a las que podría considerar amigas y se lleva bien con ellas, en ninguna confía tanto como en mí y eso me alaga bastante.

Ahora extraño mucho a Paty y estoy deseando volver a verle, aunque todavía tendré que esperar 24 días para verle de nuevo, sé que se me van a hacer eternos y me sentiré más sola que nunca pero tendré que aguantar y esperar con ansia su regreso.

La televisión se va a anuncios y entonces miro a mi hermana y me doy cuenta de que se ha dormido, asique le subo para tumbarle en su cuna y que siga durmiendo tranquilamente, mientras yo me cojo un libro y me tumbo en la cama de mis padres para observarle. Sé que mi madre no está todo el día encima de ella pero para una vez que me toca cuidarle yo sola pues quiero hacerlo bien y no defraudar a mis padres, ya que si algún día le pasase algo a mi hermana me daría algo.

La noche se va acercando y cuando ya son las 9 pasadas llegan mis padres a casa y mi madre sube sigilosamente a la habitación para no despertar a Lucia.

-¿Qué tal está mi pequeña?- me pregunta en un susurro-. ¿Se ha portado bien?.

-Estupendamente mamá, no ha dado ni una pizca de guerra- le respondo mientras se empieza a quitar la ropa para ponerse otra más cómoda para cenar.

-Pues quédate un rato más cuidándole para que no se despierte mientras yo preparo la cena- me dice acercándose a la puerta-. ¿Dónde está Lidia?- añade al no verle por ningún lado.

-Está en su cuarto, parece que no ha venido de buen humor de la universidad.
Entonces observo como mi madre se dirige a la habitación de mi hermana para hablar con ella y al final oigo a lo lejos como terminan discutiendo, odio que mi hermana se comporte así y ya no podamos ser la familia que éramos antes. Entonces decido levantarme y cerrar la puerta del dormitorio porque me he cansado de oírlas discutir y no quiero que despierten a Lucia.

Más o menos media hora después oigo como mi madre me llama a cenar pero cuando bajo me encuentro a todos en la mesa comiendo menos a Lidia que al parecer no quiere cenar. Por tanto la cena transcurre tranquilamente y podemos mantener una conversación normal entre todos los que nos encontramos en la mesa.

Después de terminar de cenar subo a mi dormitorio y me meto un rato en el ordenador, a ver si consigo hablar un rato con Paty, en realidad es lo que más deseo en este momento, necesito hablar con alguna persona, aunque no le vaya a contar mis problemas para no preocuparle necesito que por lo menos ella me cuente que tal por Londres para conseguir distraerme.

Al abrir el MSN me encuentro con que Paty no está conectada, si ya me lo temía yo, seguro que tiene algo mucho mejor que hacer. Pero cuando voy a disponerme a apagar el ordenador me encuentro con que mi novio está conectado y me habla, justamente lo que menos deseo en estos momentos. Pero tampoco quiero darle un desplante e irme sin hablarle no sea que se cabree.

-¡Hola mi amor! ¿Qué tal estas?

-¡Hola cariño! Estoy bien- le respondo con desgana y queriendo acabar la conversación.

-No te olvides que mañana hemos quedado a las 5:30 en mi casa, menuda tardecita nos espera a los dos solos en mi casa. Ponte guapa que te quiero admirar lo preciosa que eres- y encima me pone un guiño de ojos.

Me empiezan a entrar unos escalofríos por todo el cuerpo, la verdad es que no me apetece quedarme a solas con él porque sé lo que querrá hacer y a mí no me apetece nada. Entonces me despido de él y le digo que mañana nos veremos. Me tumbo en la cama y me dispongo a intentar dormir aunque ya me ha puesto nerviosa y no consigo conciliar el sueño con tanto pensamiento pero aun así lo intento, deseando que el día de mañana no llegue nunca.

La noche transcurre tranquilamente y aunque me cuesta varias horas dormirme, cuando lo consigo no me despierto en toda la noche hasta que me sobresalta el pitido de mi móvil un rato antes de que suene mi despertador. A ver a quién se le ocurre mandarme un mensaje a estas horas de la mañana.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Capítulo 5

-Sandra, Sandra despierta- oigo a lo lejos mientras abro los ojos y me doy cuenta de que me he quedado dormida mientras escuchaba música.

-¿Qué pasa mamá?- pregunto aturdida.

- Cielo nos vamos a ir en cinco minutos y te tienes que despertar para que cuides a tu hermana- me responde mientras intenta ponerse un pendiente en la oreja. Entonces contemplo lo guapa que se ha puesto mi madre para ir al teatro, lleva un vestido azul oscuro por encima de las rodillas y se ha recogido el pelo en un moño a la vez que también se ha pintado la sombra de azul y los labios rosas claritos.

-Vale mamá- la digo levantándome de la cama y dirigiéndome hacia su habitación para ver a mi hermana que al parecer está despierta.

-Ven conmigo Lucy que esta tarde nos lo vamos a pasar muy bien las dos juntas- la digo cogiéndole de la cuna y dándole un beso en la mejilla mientras suelta una sonrisita.

Llevando a mi hermana en brazos me dirijo hacia el hall, donde se encuentran mis padres porque mi madre está cogiendo el fular, para así poder despedirnos de ellos.

-Cariño cuida bien de tu hermana y no la descuides ningún segundo- me dice mi padre dándonos un beso de despedida a mí y a mi hermana. Mi padre también va muy elegante, con un traje azul marino a juego con mi madre.

-Hasta luego mis niñas- concluye mi madre dándonos también un beso de despedida.

Nos quedamos mi hermana y yo plantadas en el comedor mientras observamos como salen nuestros padres por la puerta. Entonces me quedo mirando a mi hermanita y observo que vuelve a estar con esa sonrisita suya que a mi tanto me gusta.

-Nos espera una tarde muy divertida, ¿A qué si Lucy?- le pregunto a mi hermana mientras la abrazo.

Yo siempre he sido muy feliz con mi familia aunque a veces tenga mis diferencias con Lidia, pero es que desde que ha nacido Lucy soy mucho más feliz de lo que lo he podido ser antes. Con ella a mi lado no puedo evitar sonreír en ningún momento.

Entonces me dirijo hacia el cuarto de juegos de mi hermana, con ella en brazos y le siento en su columpio, que tanto la gusta, para que se balancee.

Al principio observo de pie como se divierte mi hermana y después me dirijo un momento hacia mi habitación para coger un cuento y leérsele a Lucia. Al volver a la sala de juegos me encuentro con que mi hermana sigue riéndose a carcajadas y yo me siento en el suelo a su lado y empiezo a leerle el libro.

Cuando ya llevo más de la mitad del cuento oigo que mi móvil empieza a sonar, entonces salgo corriendo hacia mi habitación, donde se encuentra el teléfono. Al mirar la pantalla veo que él que me llama es mi novio y decido cogérsele mientras vuelvo a la habitación con mi hermana y me siento en suelo.

-Hola cariño- le digo contenta, con ganas de hablar ya con él.

-Hola mi amor, ¿Qué tal estas?- me pregunta, aunque noto que me quiere decir algo más que no añade y me empiezo a poner nerviosa, temiendo lo peor.

-Muy bien, aquí en casa. ¿Y tú?- le respondo finalmente.

-Bien, bien. Entonces…- Me dice dudando de si debe preguntármelo o no, mientras yo aguanto la respiración- ¿Te apetece venirte esta tarde un rato a mi casa y así estamos los dos “solos” juntos pasando la tarde?- dice resaltando la palabra solos y al terminar de escuchar la frase suelto el aire ya sintiéndome más tranquila, pero a la vez también siento que se me encoje el corazón por el miedo que me transmite la insinuación que me hace Diego.

No es que yo no quiera tener nada con él, sino que no creo que sea el momento adecuado porque, yo no dudo que le quiera, sino que últimamente no nos van bien las cosas y no quiero hacer nada de lo que luego me arrepienta para solucionar nuestros problemas. Y puede ser también que no quiera hacerlo ahora porque  últimamente él no me está demostrando que sea la persona adecuada con la que yo debería perder mi virginidad porque muchas veces me hace dudar de que me sea fiel y de que nuestra relación vaya a durar mucho más tiempo.

-Lo siento cariño pero hoy no puedo, tengo que cuidar de mi hermanita porque mis padres no están, pero si quieres mañana podemos vernos- digo finalmente, esperando que no se lo tome a mal.

-Joder que rancia eres, ¿Y no se puede quedar Lidia cuidando de tu hermana?- me pregunta con el tono de voz enfadado.

-No puede, ya sabes que tiene universidad- respondo pero a la vez se me ocurre una idea magnifica para poder estar con él esta tarde-. Bueno… ¿Qué te parece si te vienes a mi casa y cuidamos los dos de mi hermana mientras estamos juntos?- le pregunto dudando un poco, a la vez que cojo a mi hermana del columpio y me la siento en las piernas porque está empezando a berrear.

-Estas de coña, ¿no?- me responde mucho más cabreado que antes-. Yo jamás pienso aguantar ni cuidar a la maloliente y llorica de tu hermana- me dice hiriendo mis sentimientos, a la vez que se me escapa una lágrima por las mejillas.

-Eres un imbécil Diego- le contesto llorando y gritando al teléfono, mientras mi hermana también se pone a llorar porque ha notado que estoy enfadada y dolida, me tengo que levantar del suelo para mecerla y que se calme-. Vete a la mierda.

-Vale cariño, siento lo que he dicho- me dice finalmente aunque yo todavía sigo dolorida por sus palabras-, pero no pienso ir a cuidar de tu hermana.

-Está bien, como quieras- le contesto un poco más calmada-. Pero podrías haberte ahorrado tus palabras.

-Ya te he dicho que lo siento, ¿Vale?- dice subiendo un poco la voz- ¿Entonces nos vemos mañana por la tarde?- Añade volviendo a su todo no de voz natural

-Si no tengo otra cosa que hacer…- le suelto sin muchas ganas de seguir hablando ahora con él.

-No me jodas Sandra- dice de nuevo subiendo la voz-. ¿Nos vemos o no? Porque si no te parece bien me busco otros planes y me divierto sin ti.

-Está bien- le respondo temiendo de que si no accedo de verdad se busque a otra persona para hacer lo que hace conmigo-. ¿Te parece bien a las 5:30?.

-Vale, entonces nos vemos mañana- contesta intentando dar por finalizada la conversación.

-Diego, te quie…- empiezo a decir cuando escucho el pitido de finalización de la llamada.

Mi hermana ya se ha calmado y ha dejado de llorar, pero ahora la que tiene ganas de llorar soy yo porque no me ha gustado la conversación que he tenido con mi novio y tengo miedo de que algún día me abandone. Yo sé que no somos la pareja perfecta y hay muchas veces que chocamos, pero en realidad yo le quiero mucho y no quiero que me abandone.

Entonces me doy cuenta de que mis pensamientos de esta mañana hacia Alex son una tontería porque yo en realidad a quién quiero es a Diego y por nada del mundo quiero perderle porque la vida sin él no tiene no tiene sentido. Ya sé que puede que sea muy dramática pero nunca me he sentido realmente guapa y antes pensaba que nunca se podría fijar nadie en mí hasta que lo hizo Diego, él ha sido el único que me ha hecho sentir querida, me ha tratado muchas veces con cariño y ha sido muy amable conmigo. El único problema respecto a nosotros es que al principio todo era muy bonito y siempre estábamos bien, pero según han ido pasando los meses nuestra relación ha empeorado y cada vez tenemos más broncas. Ahora las cosas son más difíciles y no nos va del todo bien aunque supongo que será una mala racha y todo volverá a ser como antes pronto.

-¡Ay!- exclamo notando que mi hermana me ha tirado del pelo intentando llamar mi atención y entonces suelta una carcajada al verme sorprendida porque no me esperaba que hiciese eso.

Me quedo mirando a mi hermana y me doy cuenta que todos los problemas no son nada cuando estoy a su lado, con ella soy realmente feliz.

Ahora vuelvo a mi cuarto y tumbo a mi hermana en mi cama mientras yo me siento a su lado y sigo leyéndole la historia mientras ella escucha atentamente a pesar de que seguro que no entiende nada porque solo tiene 5 meses y es muy pequeña.

Cuando acabo al rato de leer el cuento, mi hermana empieza a berrear de nuevo, indicándome que es la hora de su merienda y tiene hambre.

viernes, 16 de diciembre de 2011

Capítulo 4


Se trata de un chico alto, rubio y muy guapo. Pero lo que más me llama la atención de él es que ha entrado en la tienda pero parece aturdido y no se mueve de la puerta. Entonces decido acercarme a él para ver si puedo ayudarle de alguna forma.

Según me voy acercando veo que tiene unos ojos azules preciosos, posiblemente los más bonitos que haya visto nunca. Y a través de la camisa de rayas azules que lleva puedo apreciar los músculos que se le marcan en los brazos y en el pecho. Parece un chico bastante atractivo, posiblemente el chico tras el que yo podría caer rendida sino fuese porque tengo novio.

-Perdone, ¿Puedo ayudarle en algo?- pregunto al muchacho sin poder dejar de mirar sus preciosos ojos.

-Ehhh…- dice cayendo en la cuenta de que me encuentro a su lado- Puede ser.

-Entonces dime qué necesitas y yo haré todo lo que este en mis manos para ayudarte- le respondo sin poder evitar que se me escape una sonrisita por tener ante mí al chico más guapo que haya podido conocer.

 Va a ser mejor que saque de mi cabeza estos pensamientos, ya tengo en mi vida a Diego y con el tengo bastante, no quiero pensar en otros chicos.

-Bueno… me llamo Alex y hoy es mi primer día trabajando aquí pero no sé a quién me debo dirigir para que me explique en qué consiste mi trabajo- me explica mientras se le va pasando el aturdimiento según pasan los segundos.

-Ahhh asique vamos a ser compañeros en la tienda- digo soltando una risita nerviosa-, hoy es también mi primer día.

-Entonces encantado- concluye acercándose para darme la mano.

-Ven que te llevo ante la jefa del local- finalizo dirigiéndome hacia la caja registradora.

-Señorita Claudia, este es Alex y también empieza a trabajar hoy- le explico a la jefa.

-Hola Alex- dice la Señorita Claudia fijándose en él-. Acompáñame para que te explique que es lo que tienes que hacer.

Me quedo sin moverme al lado del mostrador mientras observo como Alex se aleja detrás de la señorita Claudia. La verdad es que el chico parece muy agradable y está muy bueno, pienso sin poder resistirlo, y lo mejor de todo es que le tendré de compañero en el trabajo.

Al rato cuando sale Mike del almacén me doy cuenta de que me he quedado perdida en mis pensamientos durante casi 5 minutos y cuando miro el reloj veo que ya son las 3 de la tarde y se ha acabado mi jornada laboral, asique ya no pinto nada en la tienda. Entonces me invade una sensación de tristeza porque compruebo que Alex sigue sin salir del almacén y me voy a tener que ir sin poder verle una última vez.

-Sandra, ya ha acabado por hoy tu trabajo y no es necesario que te quedes más- me dice Mike que se ha acercado a mi sin que yo me diese cuenta-. Mañana nos volveremos a ver y espero que pases una buena tarde- concluye acercándose a mí para darme dos besos de despedida.

-Lo mismo te deseo Mike, mañana nos vemos de nuevo- añado mientras me dirijo hacia la puerta del local-. Adiós.

El camino de dirección a mi casa se me hace muy raro porque me doy cuenta de que no puedo parar de pensar en Alex. Ahora tengo la sensación de que puede que ese chico me atraiga, es algo que no me había pasado con ningún otro chico tan fuerte, ni si quiera con Diego, y no me gusta sentirme así porque yo quiero a mi novio y no quiero tener nada que ver con Alex. Solo acabo de conocerle y apenas volveré a verle porque no tenemos el mismo horario laboral asique ya es hora de que deje de pensar en él y me centre en mi novio y la vida real.

Justo en ese momento me doy cuenta de que mi despiste me ha jugado una mala pasada porque no me he fijado en que paradas paraba el metro y ahora veo que me he metido en el metro equivocado y voy en la dirección contraria a mi casa.

Entonces me tengo que bajar del metro y montarme en el del otro andén, cosa que me da muchísima rabia porque me he alejado bastantes paradas de mi casa y tengo muchísima hambre.

Llego a mi casa casi 20 minutos más tarde de lo que debería. Cuando entro por la puerta me llega el agradable olor de los macarrones a la boloñesa que ha preparado mi madre, asique salgo corriendo hacia el cuarto de baño para lavarme las manos y empezar a comer lo antes posible porque ya me duele el estómago del hambre que tengo.

Al entrar en el comedor mi sorpresa es mayor cuando me encuentro a mi padre sentado en la mesa comiendo, cuando debería estar en el trabajo y no llegar hasta pasadas las 6.

-¡Papi!- exclamo sorprendida-, ¿Qué haces en casa tan pronto?

-Hola cariño- me dice dándome un beso en la mejilla-. Me he pedido la tarde libre para ir con tu madre al teatro, no te importa ¿no?.

-Claro que no papi, pero ¿Y Lucia?.

-Te encargaras tú de ella hasta que llegue luego tu hermana de la universidad, ¿vale?-  me explica mi madre mientras ella también come.

-Vale, me parece bien- concluyo mientras me siento en la mesa y empiezo a comer yo también.

Terminamos la comida mientras hablamos de cómo ha sido mi primer día de trabajo, cuando de pronto mi padre me vuelve a preguntar de nuevo aquello que tanto me molesta.

-Cariño, ¿estás segura de que quieres estudiar arte dramático mientras trabajas? Tú te mereces algo mejor, deberías estudiar en la universidad derecho y luego te metes a trabajar conmigo en el bufete-. Me repite la misma conversación de todos los días, mientras que yo ya sé cuál va a ser mi respuesta después de tantas veces decírsela.

-Que si papi, lo tengo decidido y no voy a cambiar de idea- vuelvo a decirle dada por finalizada la conversación, ya que él sabe lo cabezota que soy respecto a las cosas que quiero.

Entonces termino de comer, regojo mí plato y subo a la habitación de mis padres a dar un beso a mi hermana pequeña, que no se ha despertado desde que yo he llegado. Por ahora y durante toda la tarde me prometo que mis únicos pensamientos serán mi hermana pequeña, pero lo que no sé todavía es la conversación que voy a tener en un rato y que tanto me va a cabrear.

Cuando veo a mi hermanita, contemplo lo preciosa que es mientras duerme, entonces la doy un suave beso en la frente mientras compruebo como se remueve al incorporarme de nuevo, quedándose otra vez quieta al momento.

Finalmente me decido a ir a mi dormitorio para tumbarme un rato en la cama mientras escucho música con los ojos cerrados para descansar un rato por hacerme levantado tan temprano. Debo estar muy despierta luego para poder cuidar muy bien de mi hermana durante toda la tarde.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Capítulo 3


Ya he terminado de doblar toda la ropa que me ha mandado la jefa pero ahora mi problema es que no sé dónde debo colocar cada prenda y la verdad es que no me apetece mucho preguntárselo a la señorita Claudia ya que al parecer todavía sigue con su humor de perros de antes.

Entonces se me ocurre la maravillosa idea, según se piense, de acercarme a Michael para que me resuelva mis dudas, esperando de esta forma no sufrir ningún descaro por toda la discusión que ha ocurrido antes.

-Perdone Michael- le digo mientras me acerco a él, que acaba de salir del almacén.

-Hola…- me responde dudoso, creo que va a ser porque todavía no nos hemos presentado y me he tomado demasiadas confianzas. Noto como se me empiezan a calentar las mejillas de la vergüenza porque él no tiene ni idea de quién soy.

-Ups perdón Michael. Yo soy Sandra, la nueva empleada.

-Ahhh encantado- dice soltando una carcajada- y llámame Mike por favor que estamos entre compañeros- añade con una amplia sonrisa en la cara-. Dime en que te puedo ayudar.

-Gracias- le digo yo también sonriendo-. Pues acabo de terminar de doblar todas las prendas, pero no sé en qué estante tengo que colocar cada una. ¿Me podría ayudar?- le pregunto más relajada pero todavía con un poco de vergüenza.

-Claro Sandra, para eso estoy. Y por favor tutéame que no soy tan mayor- concluye Mike bastante simpático conmigo. Entonces le miro y me doy cuenta de que es bastante joven, debe tener alrededor de 20 años. Me parece que es un chico agradable y seremos muy buenos compañeros.

Mientras me explica donde debo dejar la ropa seguimos con la conversación soltando algunas risitas. Me gusta bastante hablar con él porque me siento muy cómoda en su compañía.

-Por cierto Mike, ¿Cómo es que te llamas así y no tienes un nombre español?- le pregunto con curiosidad.

-Menuda pregunta- suelta Mike con una carcajada-. Parece ser que ya estás cogiendo confianza conmigo- añade mirándome a los ojos y sonriéndome-. Pues la verdad es que me pusieron este nombre porque así se llama mi padre y mi abuelo, que son ingleses, y querían que yo también me llamase así.

-Pues yo te veo muy español, no tienes ni una pinta de inglés- le contesto extrañada.

Al momento me doy cuenta de que mi respuesta ha sido un poco tonta porque Mike se empieza a reír sin parar mientras yo me pongo colorada como un tomate.

-Eso es porque me parezco demasiado a mi madre aunque en el interior soy más como mi padre- dice al final Mike más calmado aunque todavía se le escapa alguna risita.

-Ahhh vale- concluyo todavía un poco avergonzada, pero ahora tengo otra duda en la cabeza y decido preguntársela-. Y… ¿Tu madre por qué quiere que le llame señorita? ¿No está casada?

-Divorciada para ser exacto- me dice Mike con un punto de tristeza en la voz.

-Lo siento…

-No te preocupes preciosa, eso pertenece al pasado- añade finalmente volviendo a sonreír-. Bueno voy a seguir trabajando en el almacén que no quiero que me vuelva a echar la bronca mi madre.

Me quedo parada observando cómo se aleja hasta que le pierdo de vista en el almacén, entonces sigo terminando de colocar la ropa en los estantes a la vez que pienso lo agradable que es Mike conmigo.

Me cae muy bien este chico, tiene un toque especial que le hace diferente a todos. El único parecido de Mike con Diego es que tiene un punto rebelde pero me gusta porque también tiene su toque sensible y es demasiado amable, al contrario que mi novio.

Ese último pensamiento me entristece porque me gustaría sentirme un poco más querida por Diego y que se preocupase de mí, en vez de estar a todas horas con sus amigos y ligando en cada sitio que pisa. Él es así pero también hemos vivido momentos muy agradables juntos como el día en el que empezamos a salir. Recuerdo que a mi él me gustaba desde hace tiempo y a veces teníamos alguna conversación pero nunca pasaba de eso. Entonces un día hace seis meses mi amiga Paty me invitó a la discoteca porque había quedado allí con un amigo de Diego con el que estaba liada, allí todo fue muy bonito y en un momento inesperado diego me alejo de todos y se puso a bailar conmigo abrazados porque pusieron una canción lenta, pero al acabar la música se separó, me miro a los ojos y un segundo después se empezó a acercar a mí para darme un beso en los labios; el beso más bonito que nadie me había dado en mi vida. Desde ese momento hemos estado juntos y he sido muy feliz a su lado, pero el a veces es bastante liberal y me ha hecho mucho daño verle ligando con otras chicas aunque nunca se haya liado con ellas, que yo sepa.

Bueno voy a dejar esos pensamientos atrás y voy a seguir atendiendo a los nuevos clientes que entran que no quiero que la jefa se disguste conmigo.

-Mike me voy que tengo que hacer unas cosas, en un rato vuelvo- grita la señorita Claudia mientras a abre la puerta de la tienda-. Encárgate de todo y no la líes.

-Vale madre- grita también Mike desde el almacén.

Como ahora mismo no sé qué hacer exactamente y Mike no está por aquí pues decido ponerme a mirar las prendas de ropa que están colgadas, cuando de repente una preciosa falda negra de volantes llama mi atención.

-Joder que falda más bonita- exclamo mientras cojo la prenda que está colgada para verla mejor.

-Cógela, es tuya- me dice alguien a mi espalda sobresaltándome.

-¿Cómo?- pregunto aturdida pero cuando me doy la vuelta para ver de quién se trata me encuentro con que es Mike.

-Que cojas la falta, que te la regalo- vuelve a decir el con una sonrisa muy amplia en la cara y entonces me doy cuenta de que es una de las sonrisas más bonitas que he visto nunca.

-Lo siento pero no puedo hacerlo- suelto avergonzada y no queriéndole meter en problemas con su madre.

-Anda no te preocupes que no pasa nada, quiero hacerte este regalo porque tú misma eres un regalo caído del cielo para alegrarme mis días en esta aburrida tienda- me dice finalmente sonriendo y acariciándome la mejilla derecha con la palma de su mano mientras yo me vuelvo a poner colorada.

-Gracias de verdad, yo también me siento muy afortunada por tenerte como compañero. Si es que es tan solo el primer día y ya te he cogido mucho cariño- le respondo casi emocionada-. Pero, ¿Qué pasa con tu madre?.

-Tu no pienses en ella, de eso ya me preocupo yo- me dice mientras extiende los brazos-. ¿No me das un abrazo?


-Claro que sí, pero no sé cómo agradecértelo- concluyo acercándome a él para abrazarle sintiéndome muy feliz de tener un compañero como él.

-Ya me lo recompensaras algún día- finaliza él abrazándome un poquito mas fuerte.



Cuando nos separamos yo sigo con mi trabajo y al momento llega la señorita Claudia que se dirige a la caja registradora para atender a los clientes. La mañana sigue tranquilamente, cada vez con más clientes a los que tengo que atender. Creo que este va a ser un buen primer trabajo, me siento muy afortunada.

Mientras estoy terminando mi jornada laboral, muy feliz gracias a Mike, alguien entra por la puerta captando mi atención.

Capítulo 2


Cada vez estoy más nerviosa, ya son las 9:10 y aquí todavía no ha aparecido nadie. Me tiemblan las manos y se me viene a la cabeza el absurdo pensamiento de que me he confundido de tienda y no es en ésta donde me han contratado para trabajar, pero cuando miro el cartel con el nombre de la tienda veo que es el  mismo que me dijeron cuando me llamaron la semana pasada.

Los minutos siguen pasando y, justo cuando tengo casi decidido volverme para casa porque no viene nadie, veo llegar una mujer a lo lejos muy repeinada y con una camisa blanca, una falda negra de tubo y unos taconazos muy altos a juego. Según se me va acercando veo que la mujer no tendrá mucho más de 40 años y va demasiado pintada para mi gusto.

-Mierda, ¿Se puede saber por qué la tienda todavía cerrada?- dice la mujer cuando ve la cancela de la tienda todavía bajada.

-Perdone,-digo a la señora acercándome hacia ella- yo llevo aquí un buen rato esperando a la jefa del local porque hoy empiezo mi primer día de trabajo, y todavía no ha venido nadie por aquí, asique supongo que algo debe de haber ocurrido- le explico a la mujer intentando sacar alguna conclusión del por qué todavía no ha llegado nadie a abrir la tienda.

-No te preocupes bonita- me dice la señora cambiando su expresión de enfadada por una agradable sonrisa-, mi hijo se debe de haber retrasado. Soy la señorita Claudia, la dueña de esta tienda. –Me explica la mujer acercándose para darme dos besos.

-Encantada, yo soy Sandra- le digo a la señorita Claudia sonriente mientras empieza a abrir la tienda.

- Acompáñame que te empiezo a explicar cuáles son tus tareas.

Entro a la tienda siguiéndole y me enseña todos los estantes, las formas en las que tengo que doblar la ropa, el almacén donde se encuentran todas las prendas de ropa… También me enseña la forma en la que tengo que tratar a los clientes y cómo funciona la caja registradora por si alguna vez me veo en la necesidad de utilizarla. La jefa me cuenta que hoy estaré a prueba aprendiendo y que si tengo cualquier duda se la consulte para resolverla pronto. Muchas de las cosas que me ha ido enseñando la señorita Claudia de momento puede que no me sirvan mucho ya que mi cometido en éste trabajo solo es doblar ropa y atender a los clientes resolviendo sus dudas.

El tiempo sigue transcurriendo sin muchas novedades, todavía debe ser muy temprano porque no se ha presentado ningún cliente a excepción del jefe de unos grandes almacenes, con el que ha estado hablando la señorita Claudia un buen rato hasta que se marchó hace pocos minutos.

Mientras, sigo doblando todavía la ropa que es mucha, ya que es comienzo de semana y debemos ofrecer productos nuevos a los clientes. Estoy deseando que alguien aparezca por la puerta para poder atenderle, tengo ganas de experimentarlo para ver que tal me va y si valgo para este trabajo.

A lo lejos oigo a la dueña refunfuñar sobre por qué alguien no le coge el móvil pero sin dejar de intentar contactar con aquella persona. La verdad es que no entiendo mucho lo que estará pasando pero me estoy empezando a preocupar porque la señorita Claudia lleva toda la mañana muy insistente con el teléfono y me parece a mí que está demasiado nerviosa y enfadada.

Cuando ya son cerca de las 11 de la mañana oigo que alguien abre la puerta de la tienda y me giro rápidamente con una gran sonrisa en la cara dando por hecho que será mi primer cliente. Se trata de un chico muy moreno, de pelo castaño y con unos preciosos ojos grises, que viste unos vaqueros oscuros rotos en la rodilla y una camiseta roja. La verdad es que el chico es realmente guapo y bastante musculoso y debe de medir cerca de 1’80 metros.

El muchacho debe de haberse dado una larga carrera para llegar aquí porque en su frente veo muestras de un intenso sudor y cuando entra por la puerta se tiene que parar un momento a descansar porque no deja de jadear.

Cuando por fin reúno valor para acercarme a él y preguntarle qué desea, escucho un fuerte grito de la señorita Claudia.

-¿Se puede saber qué horas son estas de venir al trabajo Michael?- dice la señorita Claudia refiriéndose al chico nuevo que acaba de entrar por la puerta.

-Lo siento madre, he tenido que ir temprano a rellenar el seguro del coche por el accidente del otro día y se me ha hecho tarde porque había mucha gente- responde Michael para sorpresa mía, ya que pensaba hace unos segundo que se trataba de un cliente y ahora me encuentro  con la boca abierta en la mitad del camino entre él y su madre.

-Eso no son escusas porque ayer me prometiste que abrirías la tienda esta mañana sin ningún problema y no me avisaste de ningún seguro- le reprende la jefa a su hijo muy enfadada.

-Eso es porque me avisaron tarde y no me acorde de contártelo anoche. Pero bueno… ya estoy aquí y veo que habéis abierto la tienda sin ningún problema. ¿Entonces qué problema hay madre?- contesta Michael con una sonrisa en la cara, al parecer sin ningún temor  hacia su madre.

La discusión sigue y yo me avergüenzo por quedarme parada en mitad de la bronca que la madre está teniendo con su hijo, asique decido volver a mi trabajo de doblar las prendas mientras sigo escuchando la conversación.

-El problema eres tú hijo, que te doy una muestra de confianza y tú no la aprovechas. ¿Y se puede saber para qué sirven los móviles? ¿No podrías haberme avisado esta mañana?- Sigue la señorita Claudia metiendo cizaña sin cansarse en ningún momento.

-Se me acabó la batería anoche y me olvide de cargarlo, lo siento madre.

-Mi paciencia se está acabando Michael, ya no sé qué hacer contigo. No te pienso dar más oportunidades si no cambias, asique vete pensando que es lo que quieres hacer con tu vida porque yo no voy a estar siempre dispuesta a solucionártela.

-Que si madre, te prometo que cambiare- responde Michael mientras se dirige hacia el almacén dando la espalda a su madre.

La señorita Claudia resopla pero no responde, aunque su cabreo todavía permanece en sus mejillas encendidas. Parece que por ahora el ambiente se ha calmado, pero ya veremos a ver como siguen las cosas en un rato. Lo único que espero es no tener que presenciar estas discusiones todos los días.