Ya he terminado de doblar
toda la ropa que me ha mandado la jefa pero ahora mi problema es que no sé dónde
debo colocar cada prenda y la verdad es que no me apetece mucho preguntárselo a
la señorita Claudia ya que al parecer todavía sigue con su humor de perros de
antes.
Entonces se me ocurre la
maravillosa idea, según se piense, de acercarme a Michael para que me resuelva
mis dudas, esperando de esta forma no sufrir ningún descaro por toda la discusión
que ha ocurrido antes.
-Perdone Michael- le digo
mientras me acerco a él, que acaba de salir del almacén.
-Hola…- me responde
dudoso, creo que va a ser porque todavía no nos hemos presentado y me he tomado
demasiadas confianzas. Noto como se me empiezan a calentar las mejillas de la
vergüenza porque él no tiene ni idea de quién soy.
-Ups perdón Michael. Yo
soy Sandra, la nueva empleada.
-Ahhh encantado- dice
soltando una carcajada- y llámame Mike por favor que estamos entre compañeros-
añade con una amplia sonrisa en la cara-. Dime en que te puedo ayudar.
-Gracias- le digo yo
también sonriendo-. Pues acabo de terminar de doblar todas las prendas, pero no
sé en qué estante tengo que colocar cada una. ¿Me podría ayudar?- le pregunto más
relajada pero todavía con un poco de vergüenza.
-Claro Sandra, para eso
estoy. Y por favor tutéame que no soy tan mayor- concluye Mike bastante
simpático conmigo. Entonces le miro y me doy cuenta de que es bastante joven,
debe tener alrededor de 20 años. Me parece que es un chico agradable y seremos
muy buenos compañeros.
Mientras me explica donde
debo dejar la ropa seguimos con la conversación soltando algunas risitas. Me
gusta bastante hablar con él porque me siento muy cómoda en su compañía.
-Por cierto Mike, ¿Cómo es
que te llamas así y no tienes un nombre español?- le pregunto con curiosidad.
-Menuda pregunta- suelta
Mike con una carcajada-. Parece ser que ya estás cogiendo confianza conmigo-
añade mirándome a los ojos y sonriéndome-. Pues la verdad es que me pusieron
este nombre porque así se llama mi padre y mi abuelo, que son ingleses, y
querían que yo también me llamase así.
-Pues yo te veo muy
español, no tienes ni una pinta de inglés- le contesto extrañada.
Al momento me doy cuenta
de que mi respuesta ha sido un poco tonta porque Mike se empieza a reír sin
parar mientras yo me pongo colorada como un tomate.
-Eso es porque me parezco
demasiado a mi madre aunque en el interior soy más como mi padre- dice al final
Mike más calmado aunque todavía se le escapa alguna risita.
-Ahhh vale- concluyo
todavía un poco avergonzada, pero ahora tengo otra duda en la cabeza y decido
preguntársela-. Y… ¿Tu madre por qué quiere que le llame señorita? ¿No está
casada?
-Divorciada para ser
exacto- me dice Mike con un punto de tristeza en la voz.
-Lo siento…
-No te preocupes preciosa,
eso pertenece al pasado- añade finalmente volviendo a sonreír-. Bueno voy a
seguir trabajando en el almacén que no quiero que me vuelva a echar la bronca
mi madre.
Me quedo parada observando
cómo se aleja hasta que le pierdo de vista en el almacén, entonces sigo
terminando de colocar la ropa en los estantes a la vez que pienso lo agradable
que es Mike conmigo.
Me cae muy bien este chico,
tiene un toque especial que le hace diferente a todos. El único parecido de
Mike con Diego es que tiene un punto rebelde pero me gusta porque también tiene
su toque sensible y es demasiado amable, al contrario que mi novio.
Ese último pensamiento me
entristece porque me gustaría sentirme un poco más querida por Diego y que se
preocupase de mí, en vez de estar a todas horas con sus amigos y ligando en
cada sitio que pisa. Él es así pero también hemos vivido momentos muy
agradables juntos como el día en el que empezamos a salir. Recuerdo que a mi él
me gustaba desde hace tiempo y a veces teníamos alguna conversación pero nunca
pasaba de eso. Entonces un día hace seis meses mi amiga Paty me invitó a la
discoteca porque había quedado allí con un amigo de Diego con el que estaba
liada, allí todo fue muy bonito y en un momento inesperado diego me alejo de
todos y se puso a bailar conmigo abrazados porque pusieron una canción lenta,
pero al acabar la música se separó, me miro a los ojos y un segundo después se
empezó a acercar a mí para darme un beso en los labios; el beso más bonito que
nadie me había dado en mi vida. Desde ese momento hemos estado juntos y he sido
muy feliz a su lado, pero el a veces es bastante liberal y me ha hecho mucho
daño verle ligando con otras chicas aunque nunca se haya liado con ellas, que
yo sepa.
Bueno voy a dejar esos
pensamientos atrás y voy a seguir atendiendo a los nuevos clientes que entran
que no quiero que la jefa se disguste conmigo.
-Mike me voy que tengo que
hacer unas cosas, en un rato vuelvo- grita la señorita Claudia mientras a abre
la puerta de la tienda-. Encárgate de todo y no la líes.
-Vale madre- grita también
Mike desde el almacén.
Como ahora mismo no sé qué
hacer exactamente y Mike no está por aquí pues decido ponerme a mirar las
prendas de ropa que están colgadas, cuando de repente una preciosa falda negra
de volantes llama mi atención.
-Joder que falda más
bonita- exclamo mientras cojo la prenda que está colgada para verla mejor.
-Cógela, es tuya- me dice
alguien a mi espalda sobresaltándome.
-¿Cómo?- pregunto aturdida
pero cuando me doy la vuelta para ver de quién se trata me encuentro con que es
Mike.
-Que cojas la falta, que
te la regalo- vuelve a decir el con una sonrisa muy amplia en la cara y
entonces me doy cuenta de que es una de las sonrisas más bonitas que he visto
nunca.
-Lo siento pero no puedo
hacerlo- suelto avergonzada y no queriéndole meter en problemas con su madre.
-Anda no te preocupes que no
pasa nada, quiero hacerte este regalo porque tú misma eres un regalo caído del
cielo para alegrarme mis días en esta aburrida tienda- me dice finalmente sonriendo
y acariciándome la mejilla derecha con la palma de su mano mientras yo me
vuelvo a poner colorada.
-Gracias de verdad, yo también
me siento muy afortunada por tenerte como compañero. Si es que es tan solo el
primer día y ya te he cogido mucho cariño- le respondo casi emocionada-. Pero, ¿Qué
pasa con tu madre?.
-Tu no pienses en ella, de
eso ya me preocupo yo- me dice mientras extiende los brazos-. ¿No me das un
abrazo?
-Claro que sí, pero no sé cómo
agradecértelo- concluyo acercándome a él para abrazarle sintiéndome muy feliz
de tener un compañero como él.
-Ya me lo recompensaras algún
día- finaliza él abrazándome un poquito mas fuerte.
Cuando nos separamos yo
sigo con mi trabajo y al momento llega la señorita Claudia que se dirige a la
caja registradora para atender a los clientes. La mañana sigue tranquilamente,
cada vez con más clientes a los que tengo que atender. Creo que este va a ser
un buen primer trabajo, me siento muy afortunada.
Mientras estoy terminando
mi jornada laboral, muy feliz gracias a Mike, alguien entra por la puerta
captando mi atención.
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