domingo, 18 de diciembre de 2011

Capitulo 6


Al rato de terminar de dar la merienda a mi hermana, mientras estoy sentada con Lucy en el sillón viendo la tele, entra Lidia por la puerta tirando su mochila al suelo.

-¿Qué te pasa Lidia?- le pregunto mirándola sorprendida.

-¿Y a ti q te importa?- me responde cabreada-. ¿Se puede saber dónde están papá y mamá?

-Se fueron al teatro y nos han dejado a cargo Lucia.

-Vale, pues muy bien- concluye mientras sube corriendo hacia su habitación y se suelta su larga melena pelirroja de la coleta. Su pelo siempre suele resaltar mucho en ella y atraer a todos los chicos, que a la vez también se suelen fijar en sus preciosos ojos azules.

Por mucho que Lidia y yo seamos hermanas no veo el parecido que puede haber entre nosotras, ya que aparte del pelo y los ojos, ella también es unos centímetros más alta que yo y también más delgada. Y respecto a nuestra actitud también somos muy diferentes porque ella es un poco descarada y no tiene sentido del humor, al igual que tampoco es muy familiar porque siempre prefiere estar en la calle, al contrario que yo. Aunque antes realmente no era así.

Me gustaría poder preguntarla qué es lo que le pasa para que este tan cabreada, pero no me atrevo porque últimamente no tenemos mucha confianza entre las dos y sé que si la pregunto me va a responder mal. Supongo que la debe de haber ido mal en la universidad aunque casi siempre que está en casa está de mal humor.

Mi hermana y yo ya no solemos tener una conversación normal que implique consejos y guardar secretos, pero antes de que naciese mi hermana Lucia solíamos hablar bastante y estábamos muy unidas, eso me gustaba bastante la verdad, y por eso mismo ahora me siento un poco sola, sin nadie a quién poder contar mis problemas.

Antes de que Lucia naciese, Lidia y yo hablábamos y compartíamos risas pero desde que se enteró de que mi madre estaba embazada ha cambiado completamente y no la apetece nunca estar en casa y siempre que está aquí tiene un humor de perros. Creo que no la sentó muy bien que mi madre decidiese seguir con el embarazo porque según he oído alguna vez a Lidia, dice que ella no tiene el por qué aguantar cuidar de un bebé y sus lloros ya que ella es demasiado mayor como para tener otra hermana. También dice que ya tuvo que aguantar bastante conmigo y que ahora ya es mayorcita y cuando sea madre cuidara a sus propios hijos, pero que en este momento no quiere preocuparse de nadie que no sea ella.  A mí la verdad es que no me gusta que piense eso porque Lucia sigue siendo un regalo para mí y ella lo sabe, que es lo que más me molesta porque ya no solo está cabreada por tener una hermana bebé sino que a mí tampoco me soporta.

Y ahora mismo por mucho que intentase hablar con Lidia sé que no podría y eso me entristece un poco. También sé que tengo a mi amiga Paty y en ella siempre puedo confiar, pero ahora mismo ella no está aquí y no puedo contactar con ella para hablar. Hace cuatro días que Paty se fue a estudiar inglés durante un mes a Londres y apenas tiene tiempo libre para que podamos hablar por ordenador, y por teléfono tampoco podemos porque las llamadas son muy caras. Me encantaría poder conversar con ella para contarla como ha ido mi primer día en el trabajo y lo de Alex y Mike, al igual que también me gustaría poder contarle mi discusión con Diego para poder desahogarme pero es imposible porque seguro que está liada y tampoco quiero preocuparle con mis tonterías.

Paty y yo llevamos siendo amigas desde la guardería y siempre hemos estado juntas, ella es como una hermana para mí porque siempre he podido confiar en ella y apenas hemos tenido discusiones desde que nos conocemos. Solo ha habido una cosa que nunca me he atrevido a confesarla, y es que siempre la he tenido un poco de envidia porque allá donde pisa arrasa y todo el mundo se fija en ella, mientras que yo suelo pasar desapercibida y soy el segundo plato después de ella. Pero aun así siempre hemos sido amigas y la quiero mucho, la verdad es que ella ha sido mi única verdadera amiga, mi mejor amiga. Y aunque ella siempre tiene a su alrededor gente a las que podría considerar amigas y se lleva bien con ellas, en ninguna confía tanto como en mí y eso me alaga bastante.

Ahora extraño mucho a Paty y estoy deseando volver a verle, aunque todavía tendré que esperar 24 días para verle de nuevo, sé que se me van a hacer eternos y me sentiré más sola que nunca pero tendré que aguantar y esperar con ansia su regreso.

La televisión se va a anuncios y entonces miro a mi hermana y me doy cuenta de que se ha dormido, asique le subo para tumbarle en su cuna y que siga durmiendo tranquilamente, mientras yo me cojo un libro y me tumbo en la cama de mis padres para observarle. Sé que mi madre no está todo el día encima de ella pero para una vez que me toca cuidarle yo sola pues quiero hacerlo bien y no defraudar a mis padres, ya que si algún día le pasase algo a mi hermana me daría algo.

La noche se va acercando y cuando ya son las 9 pasadas llegan mis padres a casa y mi madre sube sigilosamente a la habitación para no despertar a Lucia.

-¿Qué tal está mi pequeña?- me pregunta en un susurro-. ¿Se ha portado bien?.

-Estupendamente mamá, no ha dado ni una pizca de guerra- le respondo mientras se empieza a quitar la ropa para ponerse otra más cómoda para cenar.

-Pues quédate un rato más cuidándole para que no se despierte mientras yo preparo la cena- me dice acercándose a la puerta-. ¿Dónde está Lidia?- añade al no verle por ningún lado.

-Está en su cuarto, parece que no ha venido de buen humor de la universidad.
Entonces observo como mi madre se dirige a la habitación de mi hermana para hablar con ella y al final oigo a lo lejos como terminan discutiendo, odio que mi hermana se comporte así y ya no podamos ser la familia que éramos antes. Entonces decido levantarme y cerrar la puerta del dormitorio porque me he cansado de oírlas discutir y no quiero que despierten a Lucia.

Más o menos media hora después oigo como mi madre me llama a cenar pero cuando bajo me encuentro a todos en la mesa comiendo menos a Lidia que al parecer no quiere cenar. Por tanto la cena transcurre tranquilamente y podemos mantener una conversación normal entre todos los que nos encontramos en la mesa.

Después de terminar de cenar subo a mi dormitorio y me meto un rato en el ordenador, a ver si consigo hablar un rato con Paty, en realidad es lo que más deseo en este momento, necesito hablar con alguna persona, aunque no le vaya a contar mis problemas para no preocuparle necesito que por lo menos ella me cuente que tal por Londres para conseguir distraerme.

Al abrir el MSN me encuentro con que Paty no está conectada, si ya me lo temía yo, seguro que tiene algo mucho mejor que hacer. Pero cuando voy a disponerme a apagar el ordenador me encuentro con que mi novio está conectado y me habla, justamente lo que menos deseo en estos momentos. Pero tampoco quiero darle un desplante e irme sin hablarle no sea que se cabree.

-¡Hola mi amor! ¿Qué tal estas?

-¡Hola cariño! Estoy bien- le respondo con desgana y queriendo acabar la conversación.

-No te olvides que mañana hemos quedado a las 5:30 en mi casa, menuda tardecita nos espera a los dos solos en mi casa. Ponte guapa que te quiero admirar lo preciosa que eres- y encima me pone un guiño de ojos.

Me empiezan a entrar unos escalofríos por todo el cuerpo, la verdad es que no me apetece quedarme a solas con él porque sé lo que querrá hacer y a mí no me apetece nada. Entonces me despido de él y le digo que mañana nos veremos. Me tumbo en la cama y me dispongo a intentar dormir aunque ya me ha puesto nerviosa y no consigo conciliar el sueño con tanto pensamiento pero aun así lo intento, deseando que el día de mañana no llegue nunca.

La noche transcurre tranquilamente y aunque me cuesta varias horas dormirme, cuando lo consigo no me despierto en toda la noche hasta que me sobresalta el pitido de mi móvil un rato antes de que suene mi despertador. A ver a quién se le ocurre mandarme un mensaje a estas horas de la mañana.

No hay comentarios:

Publicar un comentario