jueves, 26 de enero de 2012

Capítulo 13


Hace un día muy soleado y yo camino hasta introducirme por las aguas cristalinas del lago que tengo en frente de mis ojos. Hoy hace un calor de estos que agobian mucho, por lo que el agua fresca del lago es un gusto. Las preciosas cascadas que me encuentro al fondo me transmiten tal relajación que solo se experimenta muy pocas veces. Voy introduciéndome poco a poco en el lago pero cuando el agua me llega un poco mas arriba de la cintura entonces me detengo para poder apreciar el paisaje tan bonito que tengo a mi alrededor. De repente alguien me sobresalta por la espalda mientras me abraza y me empieza a besar por el cuello, entonces me voy a dar la vuelta para poder ver quién es cuando de repente oigo un extraño ruido a lo lejos.

El timbre de casa consigue despertarme de este bonito sueño que estaba teniendo. Me levanto todavía adormilada y me pongo las chanclas pero termino poniéndomelas del revés, por lo que me las quito y finalmente bajo a abrir la puerta descalza y tropezándome a cada paso que doy, tanto que casi acabo bajando las escaleras rodando. Juro que mato a la persona que esta llamando tan insistentemente a la puerta y que encima ha conseguido despertarme justo el único día que podía descansar hasta que yo quisiese.

-¡Ya era hora!- dice mi hermana Lidia cuando abro finalmente la puerta y me la encuentro parada ante mí-. Se me habían olvidado las llaves en casa y ya pensaba que no habría aquí nadie y me tendría que quedar esperando en la puerta hasta que llegase alguien.

-Pues ya podrías haberte acordado, que me has despertado- la respondo con un poco de mal humor mientras entra por la puerta.

-Anda, anda, si ya casi es mediodía- me dice riéndose de mi mal humor de recién levantada.

-¿Cómo? ¿Ya es tan tarde?- la pregunto sin creerme que haya podido dormir tanto-. Aun así me has despertado en la mejor parte del sueño, iba a descubrir quien era la persona que me estaba besando en el cuello- continuo haciéndola ver que aun sigo un poco cabreada, a lo que ella responde con una carcajada.

-Creo que estás muy necesitada cariño- me responde y se dirige después hacia la cocina.

-Si me esperas a que me duche entonces desayunamos juntas- la digo subiendo ya por las escaleras.

-Vale, pero date prisa que tengo hambre.

Me doy una ducha relajada con agua muy caliente, como a mi me gusta. Quince minutos después me dirijo hacia mi habitación a vestirme, pero el buen humor con el que me he levantado consigue que tenga ganas de arreglarme un poco aunque solo vaya a trabajar esta tarde. Por lo que finalmente me pongo unos shorts blancos con una camisa rosa palo ceñida y unas sandalias del mismo color. Me dirijo de nuevo al baño a secarme el pelo pero también me apetece ir hoy un poco diferente, con lo cual termino echándome espuma para rizarme el pelo. Siempre que me encuentro de buen humor me gusta pensar en mi y arreglarme, por tanto hoy  no voy a dejar que nada ni nadie me fastidie el día asique me prometo no pensar en nada relacionado con el amor.

Cuando bajo a la cocina me encuentro con que mi hermana ha preparado churros con chocolate para que desayunemos las dos, tienen muy buena pinta por lo que me dispongo a sentarme rápidamente en la mesa para empezar a comérmelos.

-¿Dónde están mamá y Lucía?- pregunto curiosa porque no las he visto.

-Ha ido a llevar mama a Lucía al medico porque tenia revisión, no creo que tarden mucho en llegar- me responde y aunque veo que las cosas están mejor entre nosotras creo que todavía la va a costar un poco asimilar a la pequeña Lucía-. Bueno, ¿Y como es que te has puesto hoy tan guapa? ¿No iras a ver a alguien especial?- me pregunta cambiando de tema.

-Nooo- respondo y suelto una carcajada-. Creo que me merezco arreglarme de vez en cuando aunque no vaya a ver a nadie especial.

-Por supuesto, y me alegro muchísimo de que lo hayas decidido- me dice sonriendo.
Seguimos hablando durante un rato más hasta que por fin terminamos de desayunar y nos ponemos a recoger los platos e utensilios que hemos utilizado.

-Creo que se me ha olvidado decírtelo-me dice Lidia cuando estoy a punto de salir por la puerta-. No hagas planes para este fin de semana.

-¿Ah no? ¿Ya has pensando tú en algo?- la pregunto curiosa.

-Viene la Prima Astrid desde París y se va a quedar con nosotros.

-No me lo puedo creer, eso es una noticia genial- añado llena de felicidad porque Astrid es mi prima favorita y llevo muchísimo tiempo sin verla.

Mi prima tiene 19 años y es un poco rebelde, siempre lo dice todo el mundo, pero también es muy agradable y buena persona. La verdad es que la tengo que agradecer muchas cosas porque ella fue una de las personas que me ayudo a decidirme para que finalmente saliese con Diego y, aunque ahora todo eso ha cambiado y no quiero seguir con él, todavía debo agradecérselo porque he pasado unos meses muy bonitos y los recuerdo como unos de los mejores de mi vida. Mi prima y yo siempre hemos estado muy unidas al igual que con mi hermana y hemos compartido muchos momentos juntas, tanto que de pequeñas nos llamaban las tres mellizas como en la serie de televisión. Pero desde que hace casi ocho años se fue a vivir con sus padres a Francia porque a mi tío le trasladaron en el trabajo siempre la he echado mucho de menos y he extrañado los momentos que pasábamos juntas, pero aun así siempre que tenemos la oportunidad nos vemos y hablamos prácticamente todas las semanas.

Astrid es bastante alta y tiene una gran melena pelirroja y rizada que la llega por la cintura, también tiene un cuerpo de Barbie y unos preciosos ojos azules, el deseo de cualquier chico pero ella ya esta cogida desde hace cuatro años con su novio Marius y parece ser que esta historia es seria y terminaran llegando lejos, como desearía yo también encontrar a alguien y poder ser tan feliz como mi prima.

Subo a mi habitación para hacer la cama y colocarla un poco ahora que tengo tiempo y no sé que hacer. Mientras estoy terminando oigo que mi madre llega a casa, por lo que salgo corriendo para ver a mi hermanita y cogerla en brazos.

-¿Cómo está la cosita mas bonita de esta casa?- la pregunto al cogerla y darla un gran beso en la mejilla-. Por cierto mamá, hoy no me prepares comida- digo ahora dirigiéndome hacia mi madre.

-¿Y eso? ¿Has quedado con tu novio?- me pregunta sorprendiéndome.

-No es eso, mamá- respondo con la voz un poco amarga-. Dentro de un rato me tengo que ir a trabajar asique me llevare un bocadillo y me le comeré por el camino- añado con una sonrisa para que mi madre no sospeche nada.

-Esta bien, pero de todas formas te le tengo que preparar- me dice dirigiéndose hacia la cocina-. Quédate un rato con Lucía mientras yo te hago el bocadillo.

Me dirijo hacia el salón con mi hermana y pongo los dibujos para entretenerla mientras la hago cosquillas y pedorretas en la tripa a la vez que ella se ríe a carcajadas. Me encanta pasar el rato con ella, de esta forma siempre tengo una gran sonrisa.

-Sandra, ten cuidado de no alterarla mucho no sea que vaya a vomitar todo lo que ha comido- me dice mi madre todavía desde la cocina, y un segundo después, ya en la puerta del salón, añade-. Toma tu bocadillo y no te retrases mucho esta noche para la cena.

-Está bien- respondo levantándome del sillón y dándole a Lucia a mi madre para que la coja en brazos.

Vuelvo a subir a mi habitación para coger el móvil y el monedero pero justo cuando estoy a punto de salir se me ocurre una idea y me dirijo al baño para pintarme un poco la raya de lo ojos y la sombra, a la vez que me añado un poco de brillo en los labios. Para estar realmente guapa lo tengo que estar en todos los sentidos y así me dirijo de nuevo al trabajo pensando en lo que me deparara la tarde y quien será quien me acompañe hoy en la tienda o si me volverá a tocar estar de nuevo sola con la señorita Claudia, pero una cosa sí tengo clara, hoy voy a ser feliz y nada ni nadie me va a fastidiar el día.

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