La puerta se abre mientras
yo me coloco nerviosa la coleta. Aparece Diego frente a mis ojos, que se queda
parado en el umbral de la puerta mirándome de arriba abajo, cosas que me pone todavía
aun más nerviosa.
-¡Hola muñeca!- como odio
que me trate como si fuese un juguete de su propiedad, esas palabras indican
que lleva mucho tiempo esperando ansioso a que llegue esta tarde y a mi solo me
queda aguantar si no quiero perderle-. Vienes muy guapa ehh. Anda pasa-
concluye acercándose a mi y dándome un beso en los labios, pero para mi
sorpresa no es como los que me ha dado en ocasiones anteriores, sino que es un
beso salvaje y pasional que muestra sus ansias por llegar a mas.
-Diego, Diego calma que
tenemos toda la tarde para nosotros solos- le digo cortando el beso al ver que
todo se está precipitando, pero a la vez me acerco para darle un abrazo y que
no note mi miedo-. Te he echado de menos.
-Anda no te andes con mariconerías
que ya sabes tu que a mi no me gustan mucho los abrazos- me dice apartándome y
consiguiendo ponerme de mal humor.
Como odio que se comporte
de esa forma, al principio de nuestra relación todo era dulzura y arrumacos
pero desde que salto a la luz que quería hacer el amor conmigo, ya no me deja
ni si quiera acariciarle a no ser que lleguemos a algo más que unas simples
caricias. Como echo de menos los momentos del principio, todo era tan bonito…,
creo que si quiero volver a ese tiempo tendré que llegar hasta el final con él
para así demostrarle que realmente le quiero.
-No seas un aguafiestas
cariño. ¿Tampoco me ofreces nada para beber?- le pregunto intentando relajar el
momento de tensión y así también cambiar de tema.
-Todo lo que quieras lo
tienes en la cocina, mientras me voy a ir poniendo cómodo en el sillón- me
responde guiñándome un ojo y consiguiendo que me acuerde de la propuesta que me
hizo esta mañana Mike y del guiño de ojos suyo que tanto me gusta, pero
inmediatamente decido deshacerme de esos pensamientos que ahora mismo no vienen
al caso-. Dame tu bolso que le dejo en el salón- y casi me le arranca del
brazo.
Mi dirijo hacia la cocina
y lleno un baso de agua, bebiéndomele de golpe para calmar mis nervios que
aumentan por segundos. Después de ello decido intentar relajarme inspirando y
expirando suavemente, cosa que me cuesta mucho. Cuando veo que ya estoy un poco
mas relajada lleno mi vaso de coca cola y hago lo mismo con otro vaso, dirigiéndome
unos segundos después hacia el salón.
Cuando llego ante la
puerta de la estancia la imagen que me encuentro me pone de muy mal humor.
Diego está sentado en un gran sillón con los pies encima de una mesa pero eso
no me molesta sino que lo que realmente me cabrea es que está hurgando entre
las cosas de mi bolso. Su mirada entonces se dirige hacia mí que no me he
movido y saca un objeto de mi bolso haciendo que mi vergüenza, mis nervios y mi
mal humor aumenten.
-Ya veo que vienes
preparada muñeca- dice con un tono de voz que nunca antes había oído a la vez
que mira el objeto y me vuelve a mirar a mi mientras silva.
-Eres un cabrón Diego,
esto si que no me lo esperaba- le espeto llena de rabia dejando los vasos
encima de una mesa y dándome la vuelta otra vez en dirección a la cocina.
-Vamos Sandra, no te
pongas así- Me dice mientras viene corriendo detrás mía-. Solo tenia curiosidad
y además, no he hecho nada malo- esas ultimas palabras hacen que mi cabreo
aumente.
-¿Entonces te parece
bonito rebuscar entre mis cosas?- le grito parándome de golpe y dándome la
vuelta para mirarle hacia los ojos-. Me parece a mi que nunca te he dado
ninguna razón para que desconfíes.
-Ya sabes que no es eso mi
amor- me dice cogiéndome suavemente las manos-. Solo quería saber si en realidad
sabias para que quería que vinieses esta tarde. Tu sabes cuanto te deseo y las
ganas que tengo de poder probarte- termina diciendo esta ultima frase con un
tono de voz muy suave, a la vez que me suelta una mano para apoyarme la suya en
la barbilla y que así levante la cabeza y le mire a los ojos.
Esta última acción suya me
conmueve porque hacia mucho tiempo que no era tan dulce ni abierto conmigo. Al
cruzarse nuestras miradas puedo comprobar como le brillan los ojos y esto me
sirve para darme cuenta de que le quiero mucho y no me quiero separar de él.
Entonces me acerco y le doy un suave beso en los labios, abrazándole un segundo
después y esperando que no me separe de nuevo.
-Te quiero mucho Diego- le
digo al oído en un susurro.
-Y yo a ti cariño- me responde
sin soltarme y abrazándome mas fuerte.
Creo que no se imagina lo
mucho que echaba de menos estos momentos y espero que a partir de la decisión que
he tomado todo vuelva a estar bien entre nosotros y sea siempre agradable
conmigo.
Nos dirigimos de la mano
de nuevo hacia el salón y nos sentamos en el sillón mientras nos bebemos los
vasos de coca cola y hablamos de cosas sin importancia pero que al final
terminaran dirigiéndonos hacia el camino que Diego lleva tanto tiempo
esperando.
De repente Diego se
levanta del sillón y se dirige hacia el reproductor, poniendo una música relajante
que jamás esperé que le gustase oír.
-Vaya… no sabia que te
gustase la música clásica- le digo sorprendida.
-Hay muchas cosas que no
sabes sobre mí- y entonces se dirige a bajar las persianas para dejar la habitación
medio a oscuras.
A cada segundo que pasa me
pongo mas nerviosa, estoy temblando y esta situación ha conseguido que se me
suban los calores hacia la cara, menos mal que gracias a la oscuridad Diego no
lo podrá notar, pero aun así por mucho que intente que no pase las dudas siguen
viniendo hacia mi.
-Diego…- sale de mi boca
sin saber realmente que decir, pero esperando alguna palabra suya que consiga
relajarme, por muy complicado que lo vea.
-Shhh no tengas miedo
cariño, yo estoy contigo- me dice susurrando cuando ya se encuentra a mi lado y
empieza a acariciarme la mejilla.
Todo esto consigue ponerme
aun más nerviosa, aunque yo intente que no ocurra. Pero ya no puedo dar marcha atrás,
esto tiene que llegar hasta el final.
La música sigue sonado y
Diego empieza a besarme suavemente en los labios mientras me tumba en el sillón.
Después sus besos empiezan a bajar por mi cuello, abrazándome cada vez mas
fuerte a la vez que gime un poco mientras empieza a excitarse.
Yo debería de estar feliz
porque ha llegado este momento pero es todo lo contrario, me estoy dando cuenta
de que le quiero pero realmente no siento el placer de antes con sus besos, no
entiendo lo que esta pasando pero cada vez estoy mas asustada por ello. Ahora
me doy cuenta de que algo ha pasado en mi y ya no siento la pasión de antes
pero Diego ha hecho tantas cosas por mi que no quiero hacerle daño, debo seguir
con esto y obligarme a sentir la pasión que siempre he tenido con el.
Diego empieza a quitarme
la camiseta mientras empieza a besarme los pechos y baja hacia el ombligo. Yo
le obligo a subir y empiezo a besarle con pasión, ansiosa por sentir algo. Sigo
besándole y ahora me dirijo a mordisquearle la oreja, ya que sé que eso le
encanta y de repente empieza a gemir cada vez mas excitado.
No es una situación que
realmente me guste porque no me siento a gusto pero ya que la he empezado no
puedo pararla así como así, mientras él sea feliz ahora mismo me da igual todo
lo demás. Vuelvo a besarle los labios, esta vez mas salvajemente mientras
empiezo a quitarle la camiseta y solo nos separamos un segundo hasta que esta
desaparece de su cuerpo. Le oigo gemir y me doy prisa a bajarle la cremallera
de los pantalones para que esto acabe rápidamente. Empiezo a sentir yo también la
excitación en mi cuerpo mientras ahora el me quita la falda y me besa por los
rincones que nunca antes me había besado nadie.
Todo se esta acelerando
mientras no paramos de besarnos, por lo que me dirijo ya a quitarle los
calzoncillos cuando él como siempre termina arruinándolo todo.
-Guauu, nunca te había visto
tan atrevida. Hoy si que estas caliente, vamos a tener que repetir esto cada día-
exclama faltándole el aliento, pero estas simples palabras me devuelven a la
realidad y me recuerdan que yo no quiero esto para mí, yo no quiero que él me
tenga siempre detrás suya siempre para satisfacerle sus ansias de sexo. Debo
acabar con esto ya mismo y dejarle las cosas claras, todavía no estoy preparada
para llegar hasta el final y él debe entenderlo.
-No puedo…- le digo separándole
de golpe y levantándome del sillón.
-¿Se puede saber que
cojones te pasa ahora?- me grita cabreado.
-Ya te lo he dicho, no
puedo- le digo mientras me empiezan a aparecer las lagrimas en los ojos por el
miedo de perderle a causa de esto-. Todavía no estoy preparada y debes
entenderme.
-¿Se puede saber entonces
en quien estabas pensando para ponerte antes tan cachonda?- me grita de nuevo
mientras se levanta y pega una patada al sillón-. En mi esta claro que no
porque si no no me habrías dicho esto y ahora mismo estaría metiéndotela.
-¡Diegoooo!- le grito llena de
rabia-. No hables así joder- y los ojos empiezan a escocerme cuando cada vez
las lagrimas están mas deseosas por salir-. No me puedo creer que pienses así
de mi, sabes que yo solo te quiero a ti.
-¿Estas segura? Porque
hace un minuto me has demostrado todo lo contrario- me dice ya sin gritar pero todavía
cabreado.
-Te lo juro Diego- le
respondo mientras cojo mi ropa y empiezo a vestirme-. Y si tú me quisieses de
verdad me esperarías.
Cojo mi bolso y me dirijo
a darle un beso de despedida antes de irme pero me doy cuenta de que no es
buena idea y me quedo parada en mitad del camino al ver su cara de pocos
amigos.
-Mañana te llamo y no
hagas ninguna tontería por favor- le digo mostrándole una pequeña sonrisa para
intentar relajarle-. Y no olvides nunca lo mucho que te quiero.
Me doy la vuelta y salgo rápidamente
por la puerta de entrada cuando oigo un golpe dentro de la casa y cristales que
caen por el suelo acompañados de un gran grito de maldición. Se me pasa por la
cabeza volver a ver que ha pasado pero decido que no es buena idea por el grado
de enfado de Diego, él ya es demasiado mayorcito y sabe de sobra que es lo que
hace con su vida asique supongo que estará bien.
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